El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, afronta este miércoles la primera cuestión de confianza de la historia reciente del Parlament, en la que expondrá su anunciada propuesta de referéndum, a ser posible pactado con el Estado, con el objetivo de intentar culminar el proceso hacia la independencia.
El Parlamento catalán acogerá a partir de las cuatro de la tarde de mañana la primera jornada del debate de la cuestión de confianza, que salvo sorpresas de última hora se saldará favorablemente para Puigdemont en la votación del jueves, puesto que la CUP ya garantizó hace semanas su apoyo al presidente de la Generalitat.
En su intervención de mañana en la apertura del debate, Puigdemont desarrollará la propuesta de referéndum que en la Diada del 11 de Septiembre avanzó que trasladaría al Gobierno del Estado.
Si esta nueva mano tendida para pactar los términos de un referéndum “a la escocesa” en Cataluña es rechazada, Puigdemont está decidido a impulsar igualmente la convocatoria, aunque ya no bajo la legalidad estatal sino bajo el amparo de la llamada “ley de transitoriedad jurídica”, una de las leyes de desconexión que están trabajando en ponencia parlamentaria Junts pel Sí (PDC y ERC) y la CUP, para que pueda ser aprobada antes del próximo verano.
Según las diversas fuentes soberanistas consultadas, Puigdemont garantizará mañana su compromiso de que en el año 2017, previsiblemente en otoño, los catalanes sean llamados a las urnas para pronunciarse sobre la independencia.
Si en última instancia, por razones técnicas, no fuera posible un referéndum unilateral -como el que reclaman la CUP y la ANC y avala ERC, aunque genera recelos en el PDC del president-, que conduciría a un choque institucional entre el Estado y la Generalitat, a Puigdemont aún le quedaría por jugar la carta de las “elecciones constituyentes” para calibrar el grado de aceptación en las urnas del proyecto independentista.
Puigdemont ha recogido en las últimas semanas las impresiones de diferentes sectores del mundo soberanista para trazar una hoja de ruta que genere consenso y, con este material, se ha encerrado a solas en su despacho para hilvanar su discurso, según fuentes próximas al president.
Hoy, cuando se cumple un año de las elecciones catalanas del 27S, Puigdemont ha llamado, a través de Twitter, a ser “dignos” y a “cumplir” con el mandato que hace un año les dio “la fuerza, la legitimidad y la confianza necesarias”.
El vicepresidente del Govern y presidente de ERC, Oriol Junqueras, en la misma red social ha subrayado que “la democracia no se pide, se defiende”, y se ha despedido con un hasta “el día de la victoria”.
Tras la reunión semanal del Govern -en la que según las fuentes consultadas Puigdemont ha sido muy “discreto” y no ha detallado el contenido de su intervención de mañana-, la consellera de la Presidencia, Neus Munté, ha garantizado el “absoluto consenso sobre la voluntad de culminar el proceso” que existe en el ejecutivo.
Así, ha negado fisuras internas ante el “ruido de fondo” por los recelos en filas convergentes hacia el referéndum unilateral y un tuit del conseller de Cultura, Santi Vila, en el que celebró que el electorado haya premiado “perfiles centristas” en Euskadi y Galicia.
El Govern, ha afirmado Munté, sigue “abierto a debatir instrumentos cien por cien democráticos -como sería un referéndum- siempre que ofrezcan garantías de que sean verificables e interpretables desde un punto de vista internacional”.
Munté ha rehuido situar una “fecha concreta” para los cambios que se puedan acordar a la hoja de ruta, con lo que ha neutralizado la exigencia de la CUP para que se cierre este asunto en el debate de política general de la semana que viene, inmediatamente posterior a la cuestión de confianza.
Desde la oposición, el portavoz adjunto de Catalunya Sí Que Es Pot, Albano Dante Fachin, ha pedido hoy a Puigdemont que “aclare” cómo queda la hoja de ruta y “salga de la ambigüedad”, después de recordar que su formación siempre ha propugnado un referéndum.
El portavoz adjunto de Ciudadanos en el Parlament, Fernando de Páramo, ha opinado que Puigdemont no tiene “credibilidad”, es “incapaz” de garantizar la “estabilidad” y genera “desconfianza” incluso en sus propias filas.
Desde el PPC, su portavoz parlamentario, Enric Millo, ha acusado a Puigdemont de “degradar” a la cámara catalana con una cuestión de confianza que ha tildado de “comedia” para “dar una nueva zanahoria a la CUP, que se la tragará a cambio de compromisos imposibles”.