El presidente del PP, Mariano Rajoy, y el líder de C’s, Albert Rivera, han abierto hoy una vía de negociación y un “canal de comunicación permanente” de cara al futuro Gobierno y han profundizado en su presión al PSOE, al que han pedido que mueva ficha y permita con su abstención que la legislatura eche a andar.
Después de la falta de avances de su entrevista de ayer con el socialista Pedro Sánchez, Rajoy ha salido hoy satisfecho de su reunión con Rivera, con quien se ha comprometido a seguir hablando personalmente en los próximos días.
Ambos han acordado abrir una negociación “leal, abierta y sin límites”, que, según el presidente del Gobierno, supone un “primer paso” de una “larga caminata” hacia la investidura.
Para el presidente del Gobierno en funciones, el simple hecho de que Rivera haya aceptado sentarse a negociar “es un dato positivo”, aunque reconoce que el camino a recorrer no va a ser “ni fácil ni rápido”.
Y es que, a pesar de la buena disposición al diálogo, el presidente de Ciudadanos no parece dispuesto a moverse de la abstención a una futura investidura de Rajoy, aunque sí espera que el líder del PP consiga convencer a Pedro Sánchez para que también se abstenga y evite unas terceras elecciones.
Con esta reunión, Rivera ha asumido de facto que Rajoy es el candidato propuesto por el Rey y, por tanto, que no hay “alternativa” a que sea otra persona la que presida el Gobierno, como había exigido para apoyar un Ejecutivo en minoría del PP.
Lo que sí le ha pedido al líder del PP es que “cuanto antes” formalice la fecha de la investidura, debate al que no duda que Rajoy acudirá en cumplimiento del mandato de Felipe VI.
Por contra, el presidente del Gobierno en funciones no cree que lo “urgente” sea que haya un debate de investidura sino articular un Gobierno “sólido” con un amplio apoyo parlamentario que aporte “estabilidad” a la vida del país.
Rajoy ha insistido en que unos nuevos comicios serían una “vergüenza” y ha negado tajantemente que se esté planteando acudir a una investidura fallida para poder pronunciar el que sería su primer discurso de campaña electoral.
En este escenario, ha insistido en que, si el PSOE no pasa del no a la abstención, es imposible que haya una investidura exitosa, ni tampoco será viable que haya estabilidad para gobernar en el caso de que no haya “algún compromiso” por parte de Ciudadanos para sacar adelante cuestiones pendientes desde hace meses por el bloqueo institucional.
Sobre la mesa de las conversaciones, Rajoy y Rivera están de acuerdo en abordar cuanto antes y “con línea directa” la negociación del techo de gasto, medidas para corregir el déficit público o la elaboración de los presupuestos para el año que viene.
Rajoy ha entregado también a Rivera un documento con once medidas prioritarias, entre las que incluye un pacto de los partidos constitucionalistas en defensa de la unidad de España como respuesta al desafío independentista en Cataluña.
Este cambio de tercio en las relaciones entre el PP y Ciudadanos ha sido celebrado por los socialistas, que han aplaudido que “por fin” Rajoy “se haya puesto a trabajar” con los partidos que “pueden ayudarle en la investidura”.
Fuentes de la dirección del PSOE han rechazado cualquier presión para que cambien su no a Rajoy por una abstención y han insistido en que el PP tiene que buscar “con las derechas” la mayoría que le permita sacar adelante su Gobierno.
Los socialistas han pedido a Rivera que “respete” su voto como ellos respetan que haya decidido negociar con el líder del PP “renunciando” a su exigencia de que Rajoy no sea el candidato a la investidura.
No obstante, y a diferencia del PP, garantizan que “no van a criticar ni entorpecer” las negociaciones que los “populares” puedan iniciar con otras fuerzas, como, denuncian, ocurrió con Sánchez en la pasada legislatura.
De momento, el PSOE prefiere quedarse al margen, y Podemos le urge a que tome partido.
Irene Montero ha pedido a Pedro Sánchez que elija entre “la vieja guardia” de su partido, en la que “algunos barones quieren dar gobierno al PP,” o por el PSOE que apuesta por “un proceso político de cambio”.
La diputada y jefa de gabinete de Pablo Iglesias ha reiterado que “los numeros dan” y que el PSOE, que se encuentra en una “coyuntura histórica”, tiene la llave para decidir si en España hay un gobierno de Mariano Rajoy, uno de progreso o terceras elecciones.