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La división sobre medidas antitabaco augura una polémica cita del convenio marco

Las diferencias entre cultivadores, tabacaleras, científicos y entes de salud se acentúan a medida que se acerca séptima Conferencia de Partes del Convenio para el Control del Tabaco (COP7), lo que augura una cita polémica, en la que las nuevas leyes y las alternativas al cigarrillo marcarán el debate.
La COP7, con representantes de 180 Estados y varios observadores, se realizará en India del 7 al 12 de noviembre y dos días después tendrá lugar la Reunión de las Partes del protocolo para eliminar el comercio ilícito de productos de tabaco, si este entra en vigor en agosto, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Aunque el comercio ilícito abarcará gran parte del debate, se espera que cobren protagonismo asuntos como las legislaciones aplicadas recientemente en la Unión Europea y en EEUU y los “nuevos dispositivos de nicotina y pipas de agua”, señaló a Efe Adriana Blanco, asesora regional en Control del Tabaco de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Parte de la comunidad científica, organizaciones no gubernamentales y el sector de los cultivadores han criticado las supuestas restricciones para participar en la conferencia y piden que se abra a todos los miembros del sector, cada uno de los cuales defiende intereses diferentes.
“Lo que nos preocupa es la falta de diálogo que pasa en ese convenio marco que es fundamentalmente dirigida por organizaciones antitabaco que invierten millones y millones de dólares para atacar al sector”, expresó a Efe Antonio Abrunhosa, secretario general de la Asociación Internacional de Productores de Tabaco (IATG).
Para el representante de los cultivadores, dichas organizaciones no miran el impacto negativo de esas campañas sobre poblaciones, regiones y países que tienen como pilar económico al tabaco.
Abrunhosa, que presidió esta semana la Reunión de las Américas de Productores de Tabaco, en República Dominicana, considera que el principal factor en el mercado son las legislaciones propuestas por la OMS y la Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU (FDA), que se guían por el convenio marco.
“Hay mucha gente, más de 100 millones de personas conectadas directa e indirectamente, entonces hay un montón de personas que dependen del tabaco y sus intereses deben ser tomados en cuenta cada vez que la legislación tienda a ser más restrictiva a nivel mundial”, indicó.
En Varsovia, durante el reciente Foro Global sobre Nicotina, Julian Morris, vicepresidente de Investigación de la Fundación estadounidense Reason, explicó a Efe que a algunos expertos les preocupa que se “repita lo ocurrido en las COP anteriores, que han tendido a ser hostiles con los defensores de la reducción del daño y han limitado la asistencia de la prensa”.
Añadió que en esas reuniones “no se ha cumplido con asuntos claves como la participación, rendición de cuentas y transparencia” y la OMS “ha adoptado el enfoque radical de ‘dejar de fumar o morir’, excluyendo deliberadamente las personas que no siguen esa línea”.
Morris y otros de los asistentes al foro, como Marewa Glover, experta en Salud Pública de la Universidad de Massey de Nueva Zelanda, plantearon que, pese a que el convenio estipula estrategias destinadas a reducir la oferta, la demanda y los daños causados por el tabaco, en este último punto no ve avances.
“Sospecho que hay una desconfianza de las organizaciones de salud debido a los fracasos anteriores en las estrategias de reducción de daños. Es desafortunado porque esta vez la evidencia es abrumadora y la intransigencia de la OMS es potencialmente mortal”, agregó Morris, quien cree que opciones como el “snus y los e-cigarrillos representan una revolución en la salud pública”.
Ante la queja de especialistas y de la asociación de productores, la representante de la OPS asegura que la conferencia está abierta a académicos, ONG y a los pequeños cultivadores como observadores, aunque se ha restringido el acceso a aquellos grupos, que no precisó, de los cuales se “sospecha que representan los intereses de las tabacaleras”.
El Convenio para el Control del Tabaco (CMCT) entró en vigor en 2005 y es el primer tratado internacional para coordinar y dar fuerza a la lucha antitabáquica mundial.
Sus estrategias son impulsar ambientes libres de humo, apoyar a las personas para que dejen de fumar, la inclusión de advertencias en los paquetes de cigarrillo, la prohibición de publicidad, promoción y patrocinio y el aumento del precio y de los impuestos al tabaco.
En 2012, el CMTC produjo su primer protocolo, dirigido a eliminar el comercio ilícito, ya que se estima que uno de cada diez cigarrillos u otros productos del tabaco consumidos en el mundo es de origen ilegal.
Según la OMS, en el mundo hay más de 6.000 millones de fumadores y por el tabaquismo mueren casi 6 millones de personas cada año.

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