Catalunya / España

Urgen traer a España a Osman, el niño refugiado con parálisis cerebral

Osman es un refugiado afgano de siete años con parálisis cerebral que se encuentra en Idomeni con su familia, pero ante las amenazas de evacuación del campo de refugiados, la ONG Bomberos en Acción estima que “urge más que nunca” que Exteriores les facilite un visado para que puedan venir a España.
Hoy la ONG ha entregado las más de 150.000 firmas conseguidas a través de Change.org en la Secretaría General de Inmigración y Emigración para solicitar un “visado de ayuda humanitaria excepcional” para la familia, similar al que el Gobierno concedió al refugiado al que una periodista húngara le puso la zancadilla en la frontera entre Serbia y Hungría este verano.
“Ayer mismo la policía entregó tienda por tienda una carta invitándoles a que fueran a los centros de detención, a los centros militarizados o a que se fueran a su país”, relata Ernesto Almagro, un integrante de Bomberos en Acción que ha vuelto hoy del campamento de Idomeni.
Su compañero, Javier Bodego, que también ha pasado por el campo, explica que “una vez que se dé ese paso”, que se marchen de Idomeni, “está todo acabado” y ni Osman ni ningún otro refugiado podrá recibir las atenciones de las ONG.
Almagro cuenta que los refugiados de Idomeni han recibido con “incertidumbre y miedo” la carta porque llega “después de tres días de viento, de romperse las tiendas de campaña, intentar generar un nuevo habitáculo, lluvias intensas y ahora la carta, que no saben cómo asumirla”.
Por eso piden al Ministerio de Asuntos Exteriores que firme un documento que permita a la familia de Osman llegar a España.
Exigen que “tengan buena voluntad, buen corazón y solidaridad” y certifiquen en un papel los parentescos de la familia porque, salvo el padre, la madre y los tres hijos perdieron su documentación al pasar de Turquía a Lesbos.
Osman tiene una parálisis cerebral e Inés García, una enfermera de la ONG, considera que, debido a las circunstancias extremas del campo, “es inevitable que vaya aumentando su patología hasta el punto de que si no viene, no va a poder sobrevivir a esas circunstancias”.
Tampoco podrá aguantar que le trasladen a un nuevo campamento, porque, “sea militarizado o no, no va a tener los tratamientos” que necesita.
En Idomeni, como asegura Bodego, están “los refugiados libres”, los que mayor libertad de movimiento tienen de los 36 campos de detención que hay por toda Grecia y los que pueden realizar ciertas actividades “sin pedir la autorización a los militares o policías”.
Sin embargo, el número de refugiados en el campo “ha ido bajando bastante rápido en estas últimas semanas”.
Y algunos, según Almagro, están tomando la decisión de volver a Siria, “a la guerra de nuevo” porque “allí tienen bombas pero aquí la esperanza la han perdido”.

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