Una instantánea en la que coinciden Francisco Franco y Lluís Companys es una de las 150 fotografías, una tercera parte inéditas, incluidas en una nueva biografía del presidente de la Generalitat republicana, fusilado por el régimen franquista en 1940.
La idea de esta biografía, publicada por Pagès Editors, surgió, ha explicado su autora, Montserrat Coberó, a partir de 2010, “cuando por encargo del Consejo Comarcal del Urgell se hizo una exposición itinerante y pudimos constatar que la mayor parte de los visitantes desconocían su trayectoria de activismo político desde su juventud y sólo conocían su final, fusilado en el castillo de Montjuïc”.
Coberó ha recurrido a “un lenguaje accesible y una narración como si se tratara de una novela para facilitar el acceso de las nuevas generaciones”.
Entre las 150 imágenes, destacan varias inéditas localizadas en el archivo Tarradellas-Macià del período de la Guerra Civil española.
También se puede contemplar una instantánea que ilustra el único momento en que coincidieron Lluís Companys y Franco, en 1933, en un acto en Palma de Mallorca.
Companys, entonces ministro de Marina, presidía unas maniobras navales acompañado del comandante general de Baleares, Francisco Franco, el 6 de julio de 1933, ha explicado Coberó, quien ha recordado que la prensa local subrayó que “tras su intervención en catalán, Franco fue el primero en felicitarlo por su discurso”.
Otra de las fotografías inéditas recoge uno de los momentos previos antes de cruzar la frontera hacia Francia, acompañado por el lehendakari Aguirre.
Estas imágenes junto con el relato invitan al lector a adentrarse en el personaje y en el período histórico, ha dicho la autora.
Esta biografía sintetiza, a decir de Coberó, “todo lo que hay publicado sobre la vida de Companys y cubre la ausencia de una biografía completa y divulgativa”.
Para aquellos lectores que quieran profundizar, el libro incluye dos páginas de recomendaciones bibliográficas y se ha habilitado una bitácora en Internet para que los lectores compartan sus comentarios, que “creen un estado de opinión que reivindique la grandeza de la personalidad de Companys”.
Un capítulo rinde “homenaje a toda la gente que fue víctima de la Guerra Civil” a través de la suerte que sufrieron los familiares más próximos a Companys: algunos estuvieron en un exilio forzado en Francia, otros se quedaron en casa y sufrieron la confiscación de todos sus bienes, otros acabaron en campos de concentración e incluso su hermano se suicidó cuando entraban las tropas alemanas en Montpellier.
Considera Coberó que la muerte de Companys se ha convertido casi exclusivamente en su momento más conocido por las circunstancias en las que se produjo.
“Fue detenido por militares alemanes, y no por la Gestapo, como se ha dicho en algún momento, a instancia de un agente español; el proceso de detención fue bastante ilegal, igual que fue injustificado su traslado a España; y el juicio fue una absoluta pantomima, sólo duró una hora y fue un montaje para dar una apariencia de legalidad, pero Companys no había cometido ningún delito de sangre y fue acusado de rebelión, cuando los que se habían rebelado eran los militares”.
Coberó no descarta que en un futuro puedan aflorar nuevos documentos sobre Companys, pues “hay expedientes y volúmenes de documentación en el Archivo Nacional de Cataluña y en el Archivo Nacional de Madrid con documentos que aún no conocemos; y en París hay también fondos y algunas imágenes”.