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El juez más eficaz de España admite que no hay medios y la crisis ha empeorado el servicio

El titular del juzgado de primera instancia número 1 de Valencia, Juan Carlos Mompó, considerado el juez más eficaz de España por el Consejo General del Poder Judicial, lamenta la escasez de medios a la que hace frente la Justicia en España y advierte de que la crisis ha empeorado el servicio.
En un entrevista con Efe, Mompó explica los motivos por los cuales él y el resto de funcionarios que componen su juzgado han sido premiados por el CGPJ en la modalidad de Justicia Eficaz, por el proyecto “Celeridad en la tramitación y resolución de procesos”, que en definitiva no es más que la memoria, los números del juzgado.
Señalamientos en 35 o 40 días, sentencias en 24 horas, 36 en las causas más complejas, hasta 40 sentencias a la semana o 15 juicios en un día.
Los plazos legales impiden que algunos de los procesos puedan ir más rápido, asegura este juez, que reconoce llevarse trabajo a casa, aunque ello no le impide conciliar su trabajo con la vida familiar ni disponer de tiempo libre.
“Lo que se ha premiado es nuestra forma de resolver los procedimientos, las ejecuciones, la escasa dilación, la forma de organizar el trabajo y los resultados”, afirma.
El año pasado su juzgado vio cerca de 2.400 asuntos, lo que supuso un incremento del 30 por ciento respecto a 2014 “fundamentalmente por la avalancha de reclamaciones por preferentes, obligaciones u otros productos subordinados”.
“Además, la crisis también ha influido, hay muchas más demandas, impagos, ejecuciones bancarias, pólizas impagadas y trabajo adicional derivado de nuevas sentencias del Tribunal Europeo, que permiten la revisión de oficio de determinadas cláusulas que antes no eran objeto de controversia”, añade Juan Carlos Mompó.
Aunque la coyuntura ha permitido la ordenación de las causas, muchas de ellas idénticas, y la sistematización del trabajo, este juez reconoce que el mérito es del grupo de funcionarios con el que trabaja.
“Hay un buen equipo, gente que lleva muchos años; yo desde el 2000, pero hay otros funcionarios que desde antes, gente con una experiencia de más de 25 años que saben de inmediato lo que hay que hacer al ver un escrito”, subraya este juez.
“Todos sabemos como trabajamos el resto. El secretario reparte los asuntos de forma equitativa a primera hora, y si algún funcionario está de baja no se le dejan papeles sobre la mesa, sino que otros nos hacemos cargo de ellos”, agrega Mompó.
“No mandamos todo al garete porque haya mucho trabajo. Nos reconforta ver cómo se solucionan las cosas rápido, cómo personas mayores, que no habían acudido nunca al juzgado se marchan con una solución en un mes y medio o dos y no han de esperar años para ver qué pasa con los ahorros de toda su vida. Eso produce una ansiedad y un malestar que hay que intentar solucionar”.
Sin embargo, este juez lamenta que “la Justicia siempre ha sido relegada” a la hora de planificar inversiones de calado, y especialmente en los últimos años, en los que se han amortizado plazas de funcionarios jubilados.
“No disponemos de medios, todo son pegas”, lamenta este juez, que defiende que en los últimos años el judicial, único poder que no emana de las urnas, ha sido garante de derechos en la época de procesos por preferentes, impagos, expedientes de regulación de empleo o desahucios.
“Tengo esa impresión y me gustaría que así llegase a los ciudadanos. La Justicia es independiente en este país, aunque sean las macrocausas las que generan opiniones mucho más subjetivas”, agrega el titular de primera instancia 1 de Valencia.
“Los jueces, como los médicos, dependemos del legislativo, pero somos los profesionales quienes sabemos dónde hay deficiencias y dónde se puede mejorar. Nuestras propuestas, las que formulan los jueces decanos, son para beneficio de todos. Esto es un servicio público y hay que dar la mejor respuesta”, concluye.

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