La Audiencia Nacional ha condenado a 12 años de cárcel al matrimonio de anarquistas chileno Francisco Javier Solar, “Cariñoso”, y Mónica Andrea Caballero, “Moniquita”, por el atentado cometido el 2 de octubre de 2013 en la Basílica del Pilar de Zaragoza en el que resultó herida una mujer.
No obstante, el tribunal cree que el matrimonio, que se enfrentaba a una petición del fiscal de 44 años de cárcel, actuó de forma “autónoma” y le absuelve de pertenencia a organización terrorista como miembros del Comando Insurreccionalista Mateo Morral, integrado en los Grupos Anarquistas Coordinados (GAC).
También les absuelve del delito de conspiración para cometer estragos terroristas al no aparecer acreditado que estuvieran preparando otro atentado en el Monasterio de Montserrat de Barcelona, pese a haber viajado hasta allí el 12 de noviembre de 2013 y existir imágenes de su visita a ese templo “sin mostrar interés alguno hacia la figura de la Virgen que lo presidía”.
En su sentencia, la sección cuarta de lo Penal solo considera probado que “Cariñoso” y “Moniquita” fueron quienes colocaron el artefacto que explosionó el 2 de octubre de 2013 causando lesiones a una mujer que estaba en la Basílica del Pilar en el momento de la explosión de la bomba.
Por ello, les condena a cada uno a cinco años de cárcel por un delito de lesiones terroristas y a otros siete años por otro de daños terroristas, además de obligarles a indemnizar conjuntamente a la mujer herida con 22.775 euros y con 182.601 euros al cabildo de Zaragoza por los desperfectos.
Pese a admitir que nadie “les vio acceder al templo y ubicar en su interior dicho artefacto”, los magistrados -Angela Murillo, Paloma González y Juan Franciso Martel-, creen que la autoría de ese atentado está probada por los indicios recabados que les sitúan ese día en Zaragoza, “unido al hecho de ser ambos anarquistas insurreccionistas, que persiguen atacar al Estado y a los símbolos que entienden los representa -entre los que se encuentra la Iglesia”.
De hecho, al término del juicio “Moniquita” hizo uso de su derecho a la última palabra para gritar: “¡Viva la anarquía y muerte al Estado!”.
Según el relato de hechos probados, los dos se trasladaron a vivir a Barcelona “guiados ambos por sus ideas anarquistas insurreccionistas”, pero los magistrados no han encontrado pruebas de que estuvieran integrados “en algún grupo de afinidad” de la Federación Anarquista Informal/Frente Revolucionario Internacional (FAI/FRI), ni de los GAC.
De este modo, “actuando de manera autónoma”, decidieron atentar contra la Basílica del Pilar “como uno de los símbolos del Estado al que querían agredir” y con ese objetivo el mismo día del ataque se trasladaron desde Barcelona a Zaragoza en autobús.
Una vez allí, colocaron el artefacto explosivo -compuesto por una bombona de gas butano, dos kilos de pólvora negra y un reloj activador- en la nave central del templo, entre el altar y el coro.
Diez minutos antes de que explotara, a las 13.45 horas, desde una cabina avisaron de su colocación en una llamada a un centro de estética, cuya propietario no dio credibilidad al aviso y no lo transmitió a las autoridades.
La onda expansiva alcanzó a una mujer que en ese momento rezaba en el templo, causándole lesiones en los oídos y mandíbulas que le han causado una incapacidad permanente parcial del 25% que le afecta a su vida personal y laboral.