La defensa de los derechos humanos, el rechazo frontal a los conflictos bélicos y las críticas al drama de los refugiados han unido hoy en San Sebastián a cinco alcaldes de colores diferentes, entre ellos la madrileña, Manuela Carmena, en un debate convertido en un clamor unánime contra la guerra.
Este foro de “Alcaldes por la paz”, organizado en el marco del Stop War Festibala, el gran evento musical y cultural promovido por la Capitalidad Cultural, ha contado con la participación también de los alcaldes guipuzcoanos de San Sebastián y Errenteria, Eneko Goia y Julen Mendoza, respectivamente, con el de Granollers (Barcelona), Josep Mayoral, y con el de Tudela (Navarra), Eneko Larrarte.
Manuela Carmena, quien ha lamentado no poder intervenir en euskera, una lengua que “ama”, ha calificado de “tragedia de la humanidad intolerable” el drama que viven los refugiados.
Carmena, cada vez más convencida de que la política es “gestión”, más que “declaraciones” formales, ha dicho que todas las instituciones tienen un “compromiso con el cumplimiento de los derechos humanos”, que obliga también al acogimiento de las personas que huyen del horror de las guerras.
Ha explicado que en Madrid han detectado la llegada de “unos 2.500 o 3.000” refugiados sirios a través de la estación de autobuses del sur, donde son debidamente atendidos, aunque han constatado que éstos no quieren quedarse en España y prefieren viajar a otros países europeos en los tienen “algún familiar o amigo”, lo que, a su juicio, resulta “dramático”.
Tras destacar la “enorme responsabilidad” que ha generado el hecho de “no haber actuado” ante algunas “tragedias” equiparables que han ocurrido en el siglo XX, la regidora madrileña se ha referido a los últimos atentados ocurridos en Bruselas o París.
Ha hecho, en este sentido, un llamamiento a la “responsabilidad individual”, ya que, en su opinión, resulta “imprescindible” para acabar con la violencia que ésta se entienda como un “acto individual absolutamente inadmisible”, sin ser enmascarado en “religiones, partidos o ideologías”.
En esta lucha contra el “virus” de la violencia, Carmena ha defendido también la existencia de “voces diferentes”, porque, ante problemas complejos, cobra más importancia la diversidad de opiniones como la de aquella “única voz” en el Congreso de Estados Unidos que mostró su discrepancia con el bombardeo de Irak.
Carmena, quien se ha definido como “política ocasional”, también se ha mostrado partidaria de “rebajar” el nivel de violencia en el lenguaje político, en el que se cruzan expresiones como “mentirosos o calumniadores”, en favor de actitudes más ejemplarizantes.
El alcalde de San Sebastián, Eneko Goia (PNV), ha reivindicado como “pilar fundamental el respeto a los derechos humanos”, ha reconocido la “enorme frustración” que genera el hecho de no poder ayudar a los refugiados que no terminan de llegar y ha hecho un llamamiento a la “memoria histórica” para recuperar los valores que están detrás de la creación misma de la Unión Europea.
Ha explicado que él no se avergüenza de ser europeo como no lo hizo nunca de ser vasco, tampoco en los momentos especialmente duros, aunque ha reconocido que sí se avergüenza en estos momentos de los que está haciendo Europa.
El llamamiento a la recuperación de la memoria histórica y a la educación para que los hechos dramáticos no se repitan ha sido compartido por el alcalde de Granollers, Josep Mayoral (PSC), quien ha apostado por impulsar “la diplomacia de las ciudades, la cual “no tiene armas” y que se basa “en el diálogo y en tejer relaciones”,
“En un momento de silencios infames, cuando los gobiernos de los estados callan, las ciudades estamos obligadas a poner la palabra”, ha añadido.
El primer edil de Errenteria, Julen Mendoza (EH Bildu), ha querido dejar claro que la “responsabilidad directa y exclusiva” de la violencia recae en la “persona” que aprieta el botón para detonar la bomba, pero ha apuntado que existen distintas causas que están detrás de las guerras, entre ellas, el propio “modelo de civilización sin límites”.
El debate de alcaldes ha arrancado con la lectura de una declaración institucional por parte del director general de San Sebastián 2016, Pablo Berástegui, y del director cultural, Javier Paya, sobre “la crisis de valores e identidad europeas”.