Los familiares de las víctimas del accidente de Germanwings homenajearon hoy a sus allegados con una ceremonia en Le Vernet, el punto habitado más cercano al lugar donde justo hace un año colisionó un A320 en los Alpes franceses.
El impacto tuvo lugar a las 09.41 GMT, cuando el vuelo que cubría el trayecto entre Barcelona y Düsseldorf (Alemania) fue estrellado de forma intencionada por su copiloto, el alemán Andreas Lubitz, y provocó la muerte de sus 150 ocupantes.
El minuto de silencio que guardaron las más de 600 personas presentes constituyó el momento más emotivo de un acto que las familias desearon que tuviera lugar lejos de las cámaras y cuya privacidad se protegió con grandes carpas blancas.
El día, frío pero soleado, convocó también al pie de las montañas al presidente de Germanwings, Thomas Winkelmann, y a Carsten Spohr, máximo responsable de Lufhtansa, la aerolínea matriz.
Las víctimas procedían en su mayoría de Alemania y España, países que ayer rindieron su propio homenaje a los fallecidos en actos en los que participaron sus autoridades y con la colocación de sendas placas de recuerdo en Düsseldorf y Barcelona.
Le Vernet congregó hoy a todos en torno a la lectura de los nombres de las víctimas ante la estela erigida poco después del siniestro en su recuerdo, discursos de algunos allegados y la colocación de una corona de flores en el cementerio local, donde se enterraron en una fosa común los restos no identificados.
El pueblo ofreció a aquellos que lo desearon la posibilidad de ir hasta el lugar exacto del impacto, a 1.500 metros de altitud y donde las labores de retirada de restos humanos y materiales se prolongaron durante meses.
Solo algunos de los familiares acudieron hasta allí, primero en vehículos 4×4 y después a pie, dado que el mal tiempo de los últimos días ha dañado parte del camino.
El pueblo se volcó en los días posteriores a la tragedia con los familiares y, un año después, ha vuelto a estar presente para intentar cerrar las heridas.
Los familiares, sin embargo, no dan por cerrado el caso. La Asociación de Afectados del Vuelo GWI 9525 instó ayer en Barcelona a evitar que “vuelvan a repetirse accidentes de esta índole mejorando las medidas de seguridad que, desgraciadamente, fallaron”.
Y familias de 34 víctimas anunciaron también, en Alemania, que iban a formalizar hoy una demanda colectiva de indemnización ante la Justicia de Estados Unidos contra la escuela de aviación de Lufthansa en Arizona, donde el copiloto llevó a cabo parte de su formación.
Germanwings pagó 50.000 euros en concepto de “ayuda inmediata” por cada víctima mortal más otros 25.000 euros de indemnización por cada caso, pero el colectivo de demandantes, según medios alemanes, ve insuficiente esa cantidad y calcula que puede obtener unos 5 millones de dólares en compensaciones.
Lubitz, de 27 años, había pasado por hasta 40 consultas médicas por diversos trastornos psíquicos y depresiones, tenía tendencias suicidas y el día en que estrelló el aparato al quedarse solo en la cabina estaba de baja médica, que no comunicó a sus superiores.
Las recomendaciones del informe final sobre seguridad del organismo francés encargado de las pesquisas, difundidas el 13 de marzo, se centraron precisamente en el refuerzo del control médico de los pilotos.
Entre otros puntos, la Oficina de Investigación y Análisis de Francia (BEA) instó a alcanzar un “mejor equilibrio” entre el mantenimiento del secreto médico y la seguridad pública y a que existan reglas más claras para saber cuándo hay que romperlo.
Esa agencia no dictó, en cambio, recomendación alguna sobre la modificación de los diseños de las puertas de cabina y, aunque admitió que la presencia permanente de dos personas en ese habitáculo puede dificultar los casos de suicidio, advirtió también de que no eliminaba ese riesgo y podía añadir otros.