El Rey Felipe VI pidió a los partidos políticos que actúen con sentido del deber y voluntad de entendimiento, al servicio del interés general de los españoles, y garantizó la unidad de España frente a rupturas de la ley e imposiciones de unos sobre otros.
Pocos días después de las elecciones generales, que dibujan un escenario complejo para la formación de gobierno, Felipe VI recordó que “la pluralidad política expresada en las urnas aporta sin duda visiones y perspectivas diferentes; y conlleva una forma de ejercer la política basada en el diálogo, la concertación y el compromiso”.
“Ahora, lo que nos debe importar a todos, ante todo, es España y el interés general de los españoles”, reafirmó el monarca en el segundo mensaje de Navidad de su reinado.
De las elecciones generales del pasado 20 de diciembre salió un Parlamento muy fragmentado, con el gubernamental PP (centroderecha) como ganador, pero sin mayoría suficiente, por lo que necesita el apoyo de otros partidos para formar gobierno.
Otra particularidad es la presencia destacada de tres partidos: además del tradicional socialista (PSOE), entraron en el Congreso dos formaciones nuevas, Podemos (izquierda) y Ciudadanos (centro liberal).
“Los españoles nunca nos hemos rendido ante las dificultades, que han sido grandes, y siempre las hemos vencido”, proclamó el monarca para reforzar sus palabras de confianza en el futuro de España y recordó que “hace décadas, el pueblo español decidió, de una vez por todas y para siempre, darse la mano y no la espalda”.
Felipe de Borbón apeló así a la responsabilidad y a la voluntad de entendimiento de los partidos, porque la nueva legislatura requiere “asegurar y consolidar” lo ya logrado en las ultimas décadas.
Pidió también contar con “unas instituciones dinámicas” y sensibles a “las demandas de rigor, rectitud e integridad que exigen los ciudadanos”.
La defensa de la Constitución de 1978 fue una de las constantes de la alocución de Nochebuena del Rey, con un llamamiento a la “serenidad” y “confianza en la unidad y continuidad de España”, frente a los intentos de “ruptura de la ley” y de imponer una idea o un proyecto “sobre la voluntad de los demás españoles”.
El pasado mes de septiembre el Parlamento regional de Cataluña (noreste) aprobó una resolución para iniciar un proceso de independencia respecto a España, anulada por el Tribunal Constitucional este mes de diciembre.
Sin aludir expresamente al desafío independentista catalán, el jefe del Estado subrayó: “Vivimos tiempos en los que es más necesario que nunca reconocernos en todo lo que nos une” y poner en valor “todo lo que hemos construido juntos”.
España es “un gran Estado, cuya solidez se basa hoy en unos mismos valores constitucionales” que “reconoce nuestra diversidad en el autogobierno de nuestras nacionalidades y regiones”, argumentó el rey, antes de instar a fortalecer la “cohesión nacional”.
Este país se configura como un Estado autonómico descentralizado con diecisiete regiones o comunidades autónomas, algunas de las cuales – Cataluña, País Vasco, Andalucía y Galicia – están consideradas como “históricas” y tienen un nivel superior de competencias.
Felipe VI también recordó que la mejora de la economía “es una prioridad para todos”, por lo que reclamó un “crecimiento económico sostenido” que favorezca la creación de “empleo digno”, que “fortalezca los servicios públicos esenciales, como la sanidad y la educación”, y que “permita reducir las desigualdades, acentuadas por la dureza de la crisis”.
España ha vivido desde hace cinco años una fuerte de crisis económica, que este año comenzó a remitir, si se hace caso a los indicadores macroeconómicos, aunque persiste un desempleo que supera el 21 % de la población, con una incidencia aún mayor en el caso de los jóvenes.
Entre los grandes desafíos internacionales, el rey destacó el drama de los refugiados que huyen de la guerra en Oriente Medio y el de los migrantes “acosados por la pobreza”, así como el terrorismo, punto en el que expresó su “indignación y horror” ante atentados recientes como los de París o Kabul.
Por primera vez desde la restauración de la monarquía en 1975, el mensaje de Navidad del monarca fue grabado en el Palacio Real, en el imponente Salón del Trono, y no como hasta ahora que se hacía en el Palacio de la Zarzuela, la residencia oficial.