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Una nueva terapia bloquea el crecimiento del cáncer de pecho más maligno

Un grupo de científicos de Estados Unidos descubrió un nuevo tratamiento que frena el desarrollo del cáncer de pecho de más rápido crecimiento, a partir de un inhibidor “altamente selectivo y potente”, según un estudio publicado hoy en la revista especializada Science Translational Medicine.
El nuevo compuesto químico bloquea el crecimiento y la expansión del cáncer de pecho de más difícil tratamiento, que sufren entre el 10 y el 20 por ciento de las pacientes, según la investigación llevada a cabo por científicos de la organización biomédica The Scripps Research Institute (TSRI), en Florida.
“Esta es una estrategia extraordinariamente prometedora de tratamiento focalizado”, anunció Derek Duckett, que encabezó uno de los tres laboratorios que participaron en la investigación.
El primer hallazgo consistió en vincular la cantidad anormal de una determinada enzima con la presencia de cáncer de pecho.
Esta enzima se activa con una proteína que, una vez localizada, se convirtió en el foco de las investigaciones.
Los científicos se centraron en encontrar cómo bloquear esta proteína y dieron con “un inhibidor altamente selectivo y potente”, en palabras de Ducket, profesor en el instituto científico de Florida.
Esto significa que no solo es un tratamiento eficaz, sino que además actúa directamente sobre el tumor, con lo que se minimiza el daño a las células sanas.
El tratamiento se aplicó primero a animales y tras el éxito obtenido, se puso en práctica también con pacientes reales con tejidos tumorales en el pecho.
Este tipo de inhibidores como el descubierto estos laboratorios de Florida son estudiados por muchos otros centros de investigación contra el cáncer, por lo que el profesor William R. Roush, también del TSRI, advirtió del amplio impacto que puede tener el avance.
“Estamos esperanzados en que este hallazgo sirva de plataforma y se traduzca en aplicaciones clínicas”, señaló Roush.
“Estos resultados son solo la punta del iceberg”, añadió.
En el estudio, además de dos laboratorios del TSRI, una de las de las mayores organizaciones centrada en la investigación biomédica, también han participado científicos del Moffitt Cancer Center, también de Florida.

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