La CUP dice que el acuerdo con Junts pel Sí “siempre es posible”, que la salida del “laberinto” todavía se está construyendo y que su sí depende “del qué, del cómo, del cuándo y aún del quién”, a la vez que rechaza el “chantaje inaceptable” de responsabilizar a los cuperos de una nueva convocatoria electoral.
En un artículo titulado “Arquímides en domingo” y publicado hoy en El Periódico de Catalunya los miembros de la CUP Anna Gabriel, Benet Salellas y David Fernández tratan sobre el posible pacto entre la CUP y JxS y dicen que, por ellos, “cuanto antes mejor”.
Los miembros de la CUP insisten en que “todo está abierto todavía” y critican que la posibilidad de unas nuevas elecciones se puso demasiado pronto sobre la mesa, lo que ha creado una “perversión” porque acusan “injustamente” a quien no las ha planteado, a la vez que opera como un “chantaje inaceptable” sobre la CUP.
El artículo destaca que JxS continúa proponiendo a Artur Mas como presidente de la Generalitat, mientras que la CUP apuesta por sumar a los 72 diputados independentista bajo nuevos esquemas colegiados y mancomunados y ensanchar los apoyos a la “futura República”.
Dicen que la propuesta de JxS de crear tres vicepresidencias se presenta como una oferta a la CUP “cuando no lo es” ya que “la única concesión, y, con límites, es una moción de confianza a 10 meses vista”.
La CUP “no impone programa alguno”, dicen los autores del texto, a la vez que preguntan qué ha conseguido la CUP con todo esto, “no hemos consensuado nada y ya nos dicen que lo hemos conseguido todo”.
Se preguntan que si este proceso no sirve para pagar desahucios y reabrir los CAP ¿para qué sirve? y apuestan por la “independencia, pobreza cero, basta de corrupción”.
Apuntan que el principal escollo tal vez sea el “peso del pasado” y dicen que “demasiado a menudo” parece que pervive “un pujolismo sin Pujol”.
Otro de los escollos que hay para los cuperos es el hecho de que “los que buscan mínimos comunes denominadores” son dos espacios sociopolíticos “casi antagónicos, opuestos”, lo que supone “desconfianza mutua garantizada”.
Para la CUP quedan por delante 18 meses en los que habrá que “darlo todo” dentro de las instituciones y también en la calle y habrá que dejar claro que “el horizonte no es la reforma sino la ruptura”.
En el artículo también critican al Estado y señalan la necesidad vital de avanzar “con paso firme y salir del atolladero”.