La CUP ha hecho públicas las bases “mínimas” para poder alcanzar un acuerdo con Junts pel Sí (JxS) que permita desbloquear la investidura del nuevo presidente catalán, un documento de 50 páginas titulado “I ara què? Fil a l’agulla” .
La CUP piensa editar 50.000 ejemplares de este documento, en el que explica los planteamientos que está poniendo sobre la mesa de negociación con JxS y que hasta ahora no han permitido alcanzar un acuerdo para proclamar president a Artur Mas, que ayer volvió a ver rechazada su investidura en el Parlament.
El documento despliega las condiciones que la izquierda anticapitalista plantea en tres ámbitos: “ruptura democrática” a través de una hoja de ruta hacia la independencia, “plan de choque de emergencia y urgencia social” y “proceso constituyente popular y no elitista”.
La declaración de inicio del proceso hacia la independencia, aprobada por el Parlament el pasado lunes, es considerada como un “punto de partida hacia la república” catalana.
El plan de choque social incluye 39 medidas “para la mejora de las condiciones de vida”, como 240.000 becas comedor o la gratuidad del transporte público para desempleados, y la paralización de 14 procesos de “privatización” de hospitales, escuelas, patrimonio público, servicio de agua y otros ámbitos.
En el bloque del proceso constituyente, la CUP plantea que los ciudadanos puedan participar directamente en la redacción de una Constitución catalana y exige “voluntad política” para combatir la corrupción.
El partido independentista da un margen de 18 meses para acometer la república, que se inició con la declaración de inicio del proceso aprobada este lunes por el Parlament. El siguiente paso es establecer un “calendario de ruptura” y formar “mesas de diálogo”.
En esta base para negociar, la CUP ya especifica que la presidencia deberá “recaer en una opción de consenso, no ligada al ciclo anterior, que abra una nueva etapa no vinculada a los recortes, ni a los casos de corrupción ni a una gestión del proceso que a menudo ha primado los intereses de partido, confundiéndolos con los del país”. Además, en el documento se recopilan los distintos casos de corrupción que tiene abiertos Convergència.
La formación anticapitalista también anunció este jueves que convoca a sus simpatizantes para trasladarles “de primera mano” el estado de las negociaciones con Junts pel Sí. La cita será el domingo 29 de noviembre en el entorno de Barcelona. “La voluntad de esta jornada es informar de primera mano del estado de la cuestión y viene motivada, también, por el grado de intoxicación y de informaciones sesgadas que están rodeando todo el proceso”, reza el texto.
La cita del día 29 no impide que haya un acuerdo previo. Continuarán reuniéndose con Junts pel Sí a diario y con un afán de secretismo total. La “comisión negociadora” de la CUP acudirá a cada encuentro “con la voluntad firme de llegar a un acuerdo político a partir de una propuesta de candidatura a la presidencia que pueda ser de consenso”.
La CUP no apoyará a ningún presidente hasta que no lo valide su militancia. El Secretariado, el órgano que tiene la última palabra, tendrá que convocar una Asamblea Nacional abierta a todas las organizaciones, incluidas las de Valencia, Palma y Perpiñán, para “debatir y validar” la “propuesta de acuerdo global” antes de votar en el Parlament a un candidato. O sea, que militantes de fuera de Cataluña también podrán opinar sobre quién debe ser el presidente.
El partido ratifica en el comunicado su voluntad de alcanzar un acuerdo “para avanzar firmemente hacia la república catalana” y asegura que “no tiene intención de abandonar la mesa de negociación en ningún momento”. Así, la CUP insiste en su rechazo a que se celebren otras elecciones anticipadas en marzo. “Las elecciones anticipadas son reaccionarias, no revolucionarias”, afirmó su líder, Antonio Baños, en el Parlament.