Cuatro personas permanecen desaparecidas en la Costa Azul francesa tras las inundaciones que en la madrugada del domingo provocaron 17 muertos e importantes daños materiales en media docena de localidades.
Los servicios de socorro albergan pocas esperanzas de encontrar con vida a los desaparecidos.
Dos de los desaparecidos han sido claramente identificados por los servicios de rescate, uno de ellos en la localidad de Mandalieu-la-Napoule, la más afectada por las lluvias y donde 7 personas perdieron la vida.
Otro se encuentra bloqueado en un aparcamiento de Cannes de difícil acceso.
La región se ha despertado aun con las consecuencias del drama todavía presente, multitud de coches amontonados en las calles tras haber sido arrastrados por el agua que convirtió en torrentes las calles y carreteras.
Los bomberos continúan evacuando agua de los subterráneos mientras los habitantes comienzan a limpiar los bajos de sus domicilios, invadidos por el agua y el barro.
El presidente francés, François Hollande, que visitó la zona siniestrada, se comprometió a declarar el estado de catástrofe natural y a pagar las indemnizaciones correspondientes en un plazo de tres meses.
Simultáneamente, los servicios meteorológicos comienzan a estudiar si la catástrofe pudo ser evitada.
Méteo-France, organismo público de previsión meteorológica, había declarado la alerta naranja, pero sus responsables consideran que era imposible prever la intensidad “inusual” de la tormenta, que provocó que en menos de 3 horas cayera tango agua como en dos meses en una zona geográfica muy concentrada.
Algunos partidos políticos, como Los Verdes, han pedido que se dote de más medios materiales a Méteo-France.