La coalición de izquierda alternativa Catalunya Sí que es Pot (Podemos, ICV, IU y Equo) no solo no ha logrado su objetivo de ser la segunda fuerza sino que ha sido relegada al cuarto puesto, con unos resultados que casi dejan fuera de juego la posibilidad de repetir una lista de unidad popular.
Muchos dirigentes de IU, convencidos del éxito de la marca catalana, veían así el camino despejado para que Podemos se sumara a ese frente común en el que el candidato a la Presidencia del Gobierno, Alberto Garzón, lleva trabajando sin descanso en los últimos meses.
Pero el revés ha sido tan fuerte, que la opción de la unidad popular como alternativa al bipartidismo ha quedado derrotada, después de ser superada por Ciudadanos, el PSC y quedar igualada con el PP, con once diputados.
Once diputados que en las elecciones anteriores de 2012 fueron trece, cuando la confluencia solo abarcó a ICV e EUiA.
Ahora, con un frente más amplio y con la carta fuerte de Podemos, Catalunya Sí que es Pot se ha estrellado, dejando abiertas muchas incógnitas, entre ellas si es mejor opción ir separados o juntos.
Desde IU y Podemos se ha hecho una primera lectura atribuyendo el fracaso a una excesiva polarización del terreno electoral, donde creen que solo se ha jugado en clave independentista y se ha dejado completamente al margen los problemas que de verdad preocupan a la gente.
Habrá que ver las lecturas más reposadas que se hagan en los próximos días y que se harán, sobre todo, con la vista puesta en las generales de diciembre.
Incógnitas
Unas elecciones para las que a día de hoy Podemos sigue apostando por concurrir con su marca, mientras Izquierda Unida quiere una unidad popular de amplio espectro, contando por supuesto con el partido de Iglesias.
Pero a Garzón no le quedan demasiados argumentos en este momento para intentar convencer a un empecinado Iglesias de las bondades de poner en marcha un frente de unidad popular cuando éste ha hecho aguas en Cataluña, por mucho que pueda poner encima de la mesa otros éxitos como los de las municipales en Madrid, Barcelona o las mareas gallegas.
Y, por otro lado, desde los sectores más reticentes dentro de IU a esa unidad con Podemos, que ven como una sumisión al partido morado, esta derrota es un motivo más para dejar de llamar insistentemente a su puerta y a cualquier precio.