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Los Madelman, objeto de culto

“Los Madelman lo pueden todo”, prometían hace casi medio siglo los anuncios de unos muñecos de 17 centímetros listos para acometer cualquier aventura. Treinta años después de su desaparición, ya convertidos en objetos de culto para coleccionistas, el vizcaíno Jon Díez de Ulzurrun ha publicado una guía “definitiva” sobre estos juguetes.
Díez de Ulzurrun (Galdakao, 1976), informático de profesión, ha invertido ocho años en sacar adelante el proyecto ‘El Diario de los Madelmanes’, una enciclopedia artesanal acerca de todo lo que se pueda saber sobre estas figuras de acción, producidas por Industrias Plásticas Madel entre 1968 y 1983.

Trabajo de investigación
“El Diario de los Madelmanes” sirve como atlas de información rematado con más de 2.000 fotografías a todo color, datos y curiosidades que analizan con todo detalle los célebres muñecos.
“Terminar este libro ha supuesto todo un trabajo de investigación, pero los coleccionistas de siempre teníamos muchas ganas de tener una enciclopedia así”, se explica Díez de Ulzurrun en una entrevista con Efe.
Mientras ojea el fruto de su trabajo repasa las secciones que componen este diario: “He incluido una descripción de toda la colección, tanto si el muñeco puede encontrarse en su caja original como la dificultad de hallarlo con todos los complementos”.
Además, el libro valora en profundidad “la expansión” que la empresa Madel emprendió en su década dorada: “Los modelos que se hicieron tanto en Europa como en México eran un poco diferentes a los de aquí, pero no tuvieron mucho éxito”, se lamenta el coleccionista.

La fabricación
Por otra parte, un anexo del enorme atlas pormenoriza todo el proceso de fabricación de las figuras e incluye un plano aproximado de la factoría donde se producían: “Contacté con un antiguo trabajador de la fábrica y acertó a dibujarla en una servilleta, que aquí se reproduce”, matiza.
Díez de Ulzurrun ha elaborado hasta el momento una tirada de 300 ejemplares, para los que asegura que “ya hay cien personas interesadas”. Explica que las librerías genéricas no se interesarían por un producto “para coleccionistas” que planea poner a la venta por 75 euros, por lo que espera que tiendas de cómic especializadas sí quieran su ‘Diario’ en las estanterías.
Para la realización de este volumen de 450 páginas, Díez de Ulzurrun agradece haber contado “con la supervisión de muchos expertos del mundo del coleccionismo”.
El autor advierte de que “son ya quince años coleccionando a este nivel”. Aunque al comienzo solamente “quería algunos modelos que de pequeñito siempre me faltaron”, Díez de Ulzurrun llegó a sumar “casi 200 muñecos diferentes”.
Sin embargo, garantiza que nunca le ha podido la avaricia: “Prefiero que dos coleccionistas tengan un bonito surtido a que uno solo lo tenga dos veces”, asegura.
Cuando se le pregunta sobre la disponibilidad de su colección, Díez de Ulzurrun se eriza: “Los primeros muñecos que tuve cuando era pequeño son muy especiales, no quiero desprenderme de ellos”.

El buzo, el preferido
El coleccionista se deshace en elogios hacia su Madelman favorito: “El buzo, que no el submarinista, porque es espectacular”. Ese modelo en concreto, que Díez de Ulzurrun conserva en perfecto estado con todos sus complementos y detalles, está equipado con una escafandra: “Es una obra de ingeniera fabulosa, porque funciona realmente; siempre me ha llamado mucho la atención”.
“Madelman -explica- está basado en los G.I. Joe estadounidenses, que aquí conocimos como Geyperman, y pasó durante quince años por dos formatos diferentes: los primeros modelos no tenían siquiera pies y se les pintaban los ojos a mano, mientras que la segunda generación tenía el pelo de goma y se advierte que está más trabajada”.
El autor de “El Diario de los Madelmanes” promete que un modelo de Madelman “raro”, como ‘El arquero rojo’ (un sucedáneo de Robin Hood) de la “primera generación”, puede superar en internet “original y con complementos” los 200 euros, mientras que el lote completo de un campamento indio “al que no le falte ningún detalle”, cabría esperar que subiera de los 9.000 euros.
Los Madelman son vistos hoy como objetos de colección y de culto, pero Díez de Ulzurrun asegura que “cuando empezaron fueron una apuesta arriesgada porque entonces no estaba bien visto que los niños jugaran con muñecos”.

Reflotar los Madelman
Díez de Ulzurrun hace referencia a los intentos estériles de reflotar los Madelman, a comienzos del siglo XXI, con un formato muy diferente al original: “Aunque la calidad de las figuras es muy buena, los niños de hoy en día necesitan asociar el muñeco a un producto audiovisual como los que crea Disney, pero no inventan historias por ellos mismos, como sí hacíamos nosotros”.

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