Con casi cien obras que recorren de forma coherente cuatro décadas de un trabajo singular e inconfundible, la exposición que el Museo Guggenheim de Bilbao dedica a Jeff Koons, el artista vivo más cotizado de mundo, promete convertirse en una de las más visitadas de los próximos meses.
Le preceden los éxitos logrados en el Whitney Museum of American Art de Nueva York y en el Centro Pompidou de París, donde casi logró alcanzar el número de visitantes de la muestra dedicada a Dalí.
Junto con Jeff Koons, “Poppy”, el gran perro de flores que custodia el museo desde su inauguración, ha sido también protagonista de la presentación ante un auditorio lleno.
Patrocinada por la Fundación BBVA, para Juan Ignacio Vidarte, director del museo, se trata de una exposición muy especial en la que se hace una revisión completa de la obra y trayectoria de una figura clave en el arte contemporáneo.
“Es una retrospectiva completa y coherente que va a permitir tener un mejor entendimiento de la obra de Jeff Koons, con el que este museo ha tenido una relación muy cercana y muy dilatada en el tiempo”, ha comentado.
Desde que Puppy se instaló en la plaza, “se ha transformado en un símbolo de nuestra colección, de nuestro museos y un icono querido por toda la ciudad de Bilbao. Koons es un artista muy especial para nosotros”. Por todo ello, ha sido “casi un deber ineludible sumarnos a este proyecto”, ha dicho Vidarte.
La muestra está comisariada por Scott Rothkopf, del Whitney Museum, y por Lucía Agirre, conservadora del Guggenheim. “Koons es uno de los artistas más importantes dentro de nuestra colección. Delante del museo no podía estar cualquier obra, que podía ser devorada por el edificio; Poopy no solo no ha sido devorado sino que ha llegado a un equilibrio con el edificio de Gehry”.
En cuatro décadas, Koons ha realizado una trayectoria coherente y sorpresiva. Se trata de un artista innovador que ha experimentado, que ha buscado nuevas técnicas. “Su obra es complicada y él siempre ha tratado de darle soluciones perfectas. Hay evolución, coherencia y, sobre todo, singularidad”, según la comisaria.
A Scott Rothkopf le resulta difícil encontrar otro artista que utilice tantos materiales y medios “y ha dominado amplitud de temas. Al recorrer la exposición parece que es de varios artistas”. Pocos creadores “consiguen avanzar tanto la conversación en el mundo de arte, la vida, la muerte, la sexualidad, que empujan su relación con el mercado, que cambian el mundo, las ideas y, consigo, la relación entre arte y cultura. Ha abierto muchos caminos nuevos, ha hecho mucho en 40 años”.
En el recorrido por los amplios espacios del museo se pueden contemplar todos los iconos que han marcado la obra de Koons. Desde sus balones en equilibrio, sus hinchables con espejo, el perro globo, las aspiradoras iniciales, la banalidad representada por “Michael Jackson y Bubbles” o “Amore”, las obras de la serie “Hecho en cielo” que realizó junto con su ex mujer, la actriz porno Cicciolina, muchas de las cuales ha destruido, así como Popeye o Hulk Elvis.
Perfectamente vestido con un traje azul y camisa y corbata a juego, ya que es un obsesivo del color, Koons ha posado con su eterna sonrisa ante el “Perro globo” (magenta) como si de una estrella de cine se tratara y dispuesto a atender todas las solicitudes de los fotógrafos.
Mientras tanto, explicaba que esta obra de apariencia inocente, como puede serlo un perrito infantil, también puede ser “un caballo de Troya que encierra maldad”.