DESDE finales del siglo XIX y principios del XX, España estaba viviendo una etapa muy convulsa de su historia, pérdida de las colonias, guerra del Rif, y mantenimiento de las estructuras feudales en el campo, y oposición a reformas estructurales para la evolución económica por parte de la oligarquía española.
La tasa de analfabetismo era en 1930 del 32% de la población. El hambre se había instalado de forma estructural en la sociedad española desde hacía años. La presión social era enorme con manifestaciones y huelgas que la burguesía no estaba dispuesta a consentir. La lucha social derivó en acciones con armas desde la acción anarcosindicalista por la respuesta de la burguesía. El 14 de Abril de 1931 hubo elecciones que ganaron las fuerzas republicanas. El Rey Alfonso XIII optó por el exilio, y se proclamo la segunda república española.
La guerra del Rif, mientras tanto, fue la escuela para el ejército español, encabezado por el general Francisco Franco, allí se forjaron los temidos Regulares, soldados mercenarios encuadrados en Tabor de Infantería (equivalente a un batallón actual del ejército) procedentes de la zona del Norte de África, su forma de actuar se basaba en provocar el terror entre la población civil degollando a hombres y niños y violando a niños y mujeres. La huelga general de 1917 en España. La revolución de Octubre de 1934 en Asturias encabezada por UGT y CNT dio pié a que el gobierno de Alejandro Lerroux dejara en manos de Franco establecer el orden en el territorio con sus Regulares y Legionarios, donde se asesinaron a más de mil personas a sangre y fuego, junto con las violaciones fueron la forma de reprimir al pueblo.
El 16 y 23 de febrero de 1936 hubo elecciones legislativas ganando con más del 60% de representación la coalición del Frente Popular. A partir del 8 de Marzo de 1936 se reunieron varios coroneles y generales Emilio Mola, Luis Orgaz, Villegas, Joaquín Fanjul, Francisco Franco, Angel Rodríguez del Barrio, Miguel García, Manuel González, Andrés Saliquet, Miguel Ponte, José Enrique Varela, Valentin Galarza, Gonzalo Queipo de Llano, teniente coronel Yagüe y general Sanjurjo. Se organizaron para destruir la Segunda República que había sido elegida por el pueblo español. Ese fue el acto patriótico de esos genocidas.
El 18 de julio de 1936, gran parte del ejército español se levantó en armas contra la 2ª República Española instaurada el 14 de Abril de 1931 ante el triunfo de las fuerzas republicanas en las elecciones. Fue el mandato orquestado por la fuerzas más conservadoras y reaccionarias de la España colonial, industrial y latifundista, aunque se sumó también una parte de la clase media al festín genocida.
Se fue conformando un caldo de cultivo desde las esferas del poder económico y la derecha política, presentando las reivindicaciones sociales como acciones anti patriotas de enemigos externos. Así el ejército pasó a asumir el orden público con un sólo objetivo, según ellos, luchar contra los enemigos de la patria, que significa limpiar España de izquierdistas, ya fueran socialistas, republicanos, anarquista, comunistas o nacionalistas (catalanes, vascos, gallegos).
Los tres primeros meses de guerra fueron atroces. Allí donde el levantamiento triunfó, la primera tarea fue ir a buscar a los que habían tenido algo que ver con el Frente Popular, El simple hecho de haber votado al Frente Popular, ya fue motivo de asesinato. Esa tarea la llevaron a cabo desde el Ejército con los Regulares y la Legión, la Guardia Civil, y las organizaciones fascistas como Falange, y nacionalistas como los Carlistas y elementos diversos.
El resultado de ese período de tiempo que abarca desde el 18 de Julio de 1936 hasta el final de la guerra el 1 de Abril de 1939, en esa etapa hubo muchos miles de crímenes realizados fuera de los frentes de guerra, de forma planificada y ejecutada desde el gobierno de Franco en la retaguardia. La segunda fase hasta 1951 incluye la postguerra con los crímenes derivados de la acción sobre los ciudadanos presos en campos de concentración, colonias de trabajadores esclavos, (hubo 296 campos repartidos por todo el territorio español, incluido las colonias de Ceuta, Melilla y Canarias.
Según Paul Preston (el Holocausto español), Francisco Espinosa (La Columna de la Muerte), Carlos Hernández de Miguel (Los Campos de Concentración de Franco), Javier Rodrigo (Cautivos), Isaías Lafuente (Esclavos por la Patria), y otros historiadores, hablan de unos 200.000 asesinados que aún están en fosas comunes.
La Transición Española de 1977 pasó un tupido velo sobre estas páginas de nuestra historia y ahí se han quedado, sin poder ser reconocidos por sus familiares más directos. Y los vencedores, esos herederos de los asesinos ahí están en el PP, en VOX, en el Ejército, en la Policía, en la Guardia Civil. Esos que además robaron tierras, propiedades inmobiliarias, obras de arte, hijos. Han salido impunes de sus delitos.
El silencio de los demócratas se convierte en la voz de los fascistas que claman contra la Ley de la Memoria Histórica y niegan la historia y llaman a revisarla. Llevan años celebrando esta efemérides con la complicidad de los poderes del Estado. La fundación Francisco Franco es la promotora de las cenas en el Palacio de Congresos de Madrid en exaltación de la figura del asesino.
Este año 2020 tenemos 52 diputados de VOX (partido fascista) que defienden todo lo aquí explicado. Esta mañana la organización Movimiento Católico Español está celebrando un acto en el Arco de la Victoria de Madrid para celebrar el “alzamiento nacional”. Irán a la misa del Valle de los Caídos y acabarán en el cementerio de Mingorrubio donde están los restos del dictador Francisco Franco y de Carrero Blanco. La Comunión Tradicionalista Carlista (CTC) se concentra en la Plaza Pedro Zerolo, y rendirá homenaje a los actores del genocidio.
Llevamos 43 años de democracia y siguen ahí, unos en las fosas comunes, y los asesinos celebrándolo, y en medio de esta sinrazón, los partidos democráticos callados, la sociedad civil observando en silencio, y 3.656.979 millones votando a VOX, y 5.047.040 votando al PP.
Todos estos actos están tipificados en el Código Penal como exaltación al terrorismo y al odio, pero eso sólo se aplica a los otros. Y le llaman democracia.