Suceden cosas en Catalunya, principalmente en su capital, Barcelona, así como en el resto de España, pero, dado el talante de los independentistas y la ciudadanía que reclaman el derecho a decidir, las encuestas hacen temer a los constitucionalistas españoles la proximidad del 11 de Septiembre (Diada de Catalunya), porque la sentencia originaria del reciente juicio del Supremo sobre el 1-O está al caer, y el magistrado Sr. Marchena ha tenido tiempo más que suficiente para recapacitar, contando con la respuesta multitudinaria catalana, que a buen seguro nuestros queridos presos políticos preventivos y exiliados casi están plenamente seguros de que el fallo será condenatorio, tanto si es severo como si no, y por el mero hecho de serlo tendrá una contundente reacción política y ciudadana de incalculables consecuencias.
Como esto no gusta al sistema español, hicieron, hacen y preveo que harán lo imposible para mover lo que sea, con tal de volver a encallar el “procés”, y luego mirar hacia otro lado sin reconocer su guerra sucia. La cuestión es hacer daño y, si luego lo desmienten, calculan que “algo quedará”, como ya sucedió con el President Mas, y después nadie es responsable de poner en marcha el ventilador del estiércol.
Recordemos que el exministro Fernández Díaz y su amigo el juez, junto a los medios y prensa, hicieron dicho juego, con “la Camarga” de Alicia Sánchez Camacho y las mentiras injuriosas hacia Mas y Trias.
Con otros personajes, aún las utilizan espiando embajadas catalanas, e impiden cambiar el Código Penal obsoleto a favor de los delincuentes reincidentes, que hacen y deshacen a sus anchas, saturando los esfuerzos de los Mossos, desbordados por falta de efectivos
La situación de ahogo sistemático desde la Moncloa favorece el planteo de volver al 155 y enviar de nuevo las fuerzas españolas, para salvar su tan preciado Estado de derecho.
La ingenuidad de esa ceguera es consentir que el problema persista en el tiempo y se eternice sin diálogo, para luego la Moncloa, con su más del 100% del PIB y la morosidad de su deuda, sea incapaz de dar la cara ante Europa y el mundo entero, obviando antidemocráticamente que su aún “ley mordaza” niega a la diversidad de sus pueblos los derechos fundamentales de la libertad de expresión.
