El día 24 de julio de 2019 será recordado en Terrassa como un día negro para la ciudad, al haber sido asesinada una conciudadana nuestra a manos de su pareja. Pero por desgracia no ha sido el único caso de feminicidio que nos ha tocado cerca, porque hace poco más de un mes de la investigación llevada a cabo por las fuerzas y cuerpos policiales y judiciales del Estado se descubrió el cadáver de la que se cree otra mujer asesinada a manos de su pareja en nuestra ciudad.
Considerar el asesinato de una mujer a manos de su pareja o expareja como una acción injusta o poner cualquier otro calificativo que no sea indignante, irritante, cabreante, enervante, de lacra endémica, de tara cronificada, de todos los peores adjetivos calificativos que se puedan imaginar, significa ningunear, menospreciar y menosvalorar la vida de las mujeres.
Porque sí. Nos matan por el hecho de ser mujeres y es por ello que la lucha contra la violencia machista, el terrorismo que nos mata sin piedad, debe ser contundente y unitaria, de toda la sociedad que debe responder sin miramientos a la forma más cruel y violenta de desigualdad.
Las administraciones han de concienciarse de que esta batalla no es una lucha de unos contra otras, sino de toda nuestra sociedad contra el patriarcado, el machismo y la perpetuación del poder del hombre sobre la mujer. En este sentido creo que es importantísimo empezar con el tratamiento que dan los medios de comunicación a la violencia de género. Si no lo hacemos, vamos mal, porque no tiene sentido que la prensa supiese antes que los Mossos d’Esquadra que se había producido un asesinato por violencia machista en Terrassa. Asimismo, no hace falta que los medios publiquen la calle, el número, el piso y la puerta donde se ha cometido el asesinato. No hace falta que se digan las iniciales del asesino, ni el nombre de ella, ni que tenían dos hijos… ni… ni… ni… No hace falta dar detalles morbosos para vender un asesinato machista. Hay que vender que esto es una lacra, que no puede pasar nunca más, que está mal, que se ha de luchar contra el terrorismo machista. Es importante insistir en que los hombres también deben implicarse en esta lucha, y muchos otros aspectos que, lo sé, no generan morbo pero son clave para avanzar en la erradicación de la violencia machista y la dictadura del patriarcado. Estamos hartas de que el tratamiento que se da a los asesinatos machistas tenga que ser morboso, porque un feminicidio es dañino, es indignante, es irritante, es enervante… pero no ha de ser morboso.
Desde aquí pido a los medios de comunicación que, si lamentablemente deben volver a dar una noticia del asesinato de una mujer a manos de su pareja o su expareja, por favor, directores, directivos, reporteros, presentadores de medios de comunicación, piensen cómo querrían que se tratase la noticia si la víctima fuese su madre, su hija, su sobrina… Cómo querrían que se diese la información y cómo querrían que se respetase la intimidad de su familiar. Una forma de hacer que también debería de ser extensiva a la sociedad, ya que estos días hemos visto cómo en redes sociales se ha desnudado a la víctima sin ninguna necesidad de tener que hacerlo, porque esto sólo nos hace perder la perspectiva y el objetivo final que es la lucha contra el patriarcado.
No todo vale por dar una noticia€