Hoy se celebra pleno extraordinario. Será el primero en el que los grupos muestren cual será su actitud durante el mandato que se inicia presidido por Jordi Ballart, que ha vuelto a la alcaldía un año y medio después. Los plenos no serán como los del anterior mandato. La mayoría absoluta da mucho margen al equipo de gobierno y estará a salvo de las emboscadas y triquiñuelas que la oposición sometieron al anterior gobierno.
El PSC, a lo que parece, se ha planteado ejercer con rigor su papel de primer partido de la oposición y dentro de él Alfredo Vega, que no va a perder oportunidad a la hora de poner en evidencia decisiones que contradigan antiguas posturas, especialmente de Esquerra Republicana, o criticar decisiones o actitudes de Tot per Terrassa.
en relación a los sueldos, que siempre resultan polémicos, Vega ha manifestado su disconformidad con algunas cuestiones. Su protesta tendrá poco recorrido puesto que los salarios se aprobarán con la fuerza de los quince votos del equipo de gobierno, pero no perderá ninguna posibilidad de intentar desgastar al equipo de gobierno. A la hora de detectar contradicciones, Vega, que ha encontrado el apoyo del resto de la oposición, echa en cara a Isaac Albert, hoy teniente de alcalde, que no defienda la reserva de una plaza en el consejo de administración del Consorci Sanitari para la oposición. Esa fue una reivindicación insistentemente realizada por el propio Albert y por Terrassa en Comú en su momento. El secreto es que entonces, también con Jordi Ballart como alcalde, el equipo de gobierno estaba en minoría y las diferencias tanto en los discursos como en la gestión de las reivindicaciones de la oposición no podían ser las mismas que hoy.
Es lo que tiene haber estado en la oposición y después en el equipo de gobierno, que lo que entonces era de vital importancia para la transparencia y el buen gobierno de la ciudad, hoy no lo es tanto. Seguramente, ni entonces era tan imprescindible, ni ahora tampoco.
Es razonable e incluso imprescindible que Vega y el resto de portavoces de la oposición realicen su labor de fiscalización al gobierno de la ciudad y evidencien las contradicciones de los discursos, pero es igualmente lógico que el gobierno, con mayoría absoluta, tome decisiones en función de su fortaleza en el pleno.