Terrassa

Terrassa con mirada de peregrino

Recorrer la Terrassa Medieval con ojos de peregrino. Amics de Sant Jaume hace tiempo que ofrece esta actividad en Festa Major y, cabe decir, que tiene éxito. Unas sesenta personas participaron en la visita que guió Francesc J. Suárez, el sábado por la mañana. Partió de la Plaça Vella y finalizó en el Raval de Montserrat, un poco antes de lo previsto por el calor que reinaba.

A las nueve de la mañana del sábado, el Centre de la ciudad era un auténtico oasis. Calles y plazas se despertaban poco a poco como lo hacían los comercios y los bares. Hallar a los Amics del Camí de Sant Jaume fue, pues, muy fácil. No sólo porque había poca gente sino porque algunos de ellos iban ataviados con los elementos que distinguen a quienes hacen ese camino; eso es el sombrero oscuro de ala, el bastón, la calabaza o recipiente para el agua y, por supuesto, la concha.

Tras el preámbulo, Suárez, gran apasionado de la historia de la ciudad y divulgador de la misma, nos guió por la ciudad medieval, cuando Terrassa estaba protegida por murallas, torres y portales de acceso y salida. Entre las portales más significativos el de la "Porta Barcelonesa" o "Portal de Barcelona", que se hallaba al inicio de La Rutlla y que enlazaba con los caminos de Barcelona, Sabadell y Rubí. Se cerraba de noche y se abría a primeras horas del día para dar acceso a los carros que entraban a la ciudad.

Hablamos de épocas remotas, del periodo comprendido entre los siglos XIII y XV, donde el núcleo central era la "Vila del Palau" y los centros de decisión y poder estaban en la plaza (hoy Plaça Vella) como el Castell Palau, la universidad o el Consell de la Vila, la iglesia de Sant Fruitós (Bar Ítaca), los principales hostales y el mercado. Contó que los peregrinos que llegaban a Terrassa, en la época medieval, buscaban alojamiento en el hospital (el de la Verge María, situado en la calle Mosterol) y que compartían comida y cama con vagabundos, pobres y enfermos.

Hostales
También pernoctaban en hostales. Durante la ruta, Suàrez nos indicó algunos de ellos como el Hostal de les Alberigues, en la Plaça Vella, frente a la tienda Benetton, que fue antes el Mesón de los Arcos. El lugar está ocupado hoy por un inmueble residencial pero exhibe, por sorpresa de visitantes a la excursión, un dintel de ventana gótico que había en el edificio del Mesón de los Arcos y procedía del antiguo Castell Palau.

Otro de los hostales de peregrinos era el de Les Parres, situado en la calle del mismo nombre. El edificio dedicado a esta actividad se conserva en gran parte y es la sede actual de la Ferreteria Paloma. En un tramo de esta calle, hacia el final, cuando queda cortada, se instaló una pequeña comunidad de judíos que se dedicaba a las finanzas y al comercio. Otros hostales ya desaparecidos fueron los de Joan Parés, en la calle de Mosterol, y Can Torra, en el Portal Cremat. El recorrido, con el gran saber de Suárez y con obsequio (una golosina para coger fuerzas), despertó curiosidad. Gemma y Quim comentaron que "es interesante conocer cosas de tu ciudad". Lluís compartió la opinión. "Me gusta aprender cosas del lugar donde vivo". Maria José y Jordi, junto con sus hijas, agregaron que "es bueno tener inquietud por la historia local". Librada, que repetía, apostilló: "Esta visita me sigue pareciendo muy bonita de ver y escuchar. Y Francesc (Suàrez) sabe mucho y lo cuenta muy bien".

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