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Pedaleando contra el calor

La Pedalada volvió a ser una gran fiesta a pesar del intentísimo calor. Medio millar de esforzados ciclistas se dieron cita el sábado en la plaza Ricard Camí para participar en la trigesimosegunda edición de la Pedalada Popular de Festa Major – Festa de la Bicicleta. La ola de calor que coincidió con el inicio de la Festa Major afectó a un evento que acostumbra a ser multitudinario y que en esta ocasión se quedó en unos quinientos participantes. Fue la participación más baja de los últimos años para una prueba que tiende a reunir a muchísima gente.

Quienes decidieron desafiar una temperatura que rondaba los 34 grados en la salida y aumentó hasta los 36 durante los 10 kilómetros del recorrido se enfrentaron a un sol de justicia. La prueba, sin embargo, se desarrolló con la normalidad habitual, sin incidentes y con un par de avituallamientos, al final de la avenida Jaume I, donde los bomberos del parque de la avenida de Barcelona tuvieron el detalle de lanzar agua sobre la serpiente multicolor con sus mangueras, algo que los ciclistas sin duda agradecieron. El segundo parón se produjo en la Rambla, a la altura del Mercat de la Independència, ya de camino al Pla del Castell, en pleno Parc de Vallparadís, donde la organización ofreció agua, refrescos y plátanos a los participantes para hidratarse y coger fuerzas. Cada participante se llevó también un buff de regalo.

Un sol de justicia
Rugía ya con inusitada furia el sol a las 10.05 de la mañana del sábado cuando se dio la salida a una prueba que no tiene carácter competitivo. Ciclistas de diferentes entidades de la ciudad y familias enteras comenzaron a subir a ritmo lento pero seguro la Rambla d’Ègara hasta llegar a la avenida Josep Tarradellas. Siguieron por la avenida Abat Marcet y la avenida Jaume I para bajar después por la de Barcelona y enlazar con la carretera de Montcada, la calle Vinyals y el Portal de Sant Roc. Ya con las fuerzas algo justas volvieron a enfilar la Rambla d’Ègara y cruzaron a la derecha a la altura del Passeig del 22 de Juliol, donde abordaron la rotonda de Puig i Cadafalch. El pelotón, perfectamente formado, entró en el Pla del Castell a las 11’20 de la mañana. Habían utilizado exactamente 75 minutos (3 menos que el año pasado) en cubrir un recorrido urbano de 10 kilómetros. Después buscaron sombra y descansaron.

Aureli Mulet y Joan Moliner son los dos grandes responsables de que año tras año esta Pedalada de Festa Major sea un éxito. Tras llegar al punto de destino, Mulet se felicitó por la ausencia de incidentes. “Ha ido todo según lo esperado. Es evidente que el calor nos ha jugado en contra y ha hecho que mucha gente no se atreviera a salir pese a haber sacado los dorsales. La participación ha sido de las más bajas de los últimos tiempos, pero eso es lo de menos. La gente continúa teniendo un gran interés por participar en esta actividad”, explicó.

Hidratación y descanso
A diferencia de las últimas ediciones, los únicos premios que se otorgaron sobre la tarima del Pla del Castell fueron para el hombre y la mujer de mayor edad que participaron en la prueba. En la categoría masculina, la victoria recayó en el mismo ciclista del año pasado, el fotógrafo terrassense Narcís Oller, que a sus 89 años continúa siendo un habitual de una Pedalada en la que no tiene previsto dejar de participar. Entre las féminas, la más veterana fue Maria Lluïsa Martínez, de 65 años de edad.

Mientras los ciclistas se resguardaban del calor y comentaban lo alto de las temperaturas, se sortearon diferentes regalos de los patrocinadores del acto. El fin de fiesta lo puso una masterclass de zumba en la que tomaron parte sólo aquellos a los que les quedaban fuerzas después de haber desafiado el calor.

El ciclista más veterano

Narcís Oller

A sus 89 años, el veterano fotógrafo terrassense repitió trofeo.

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