La formación de los trabajadores y la estabilidad laboral son algunos de los principales retos del sector industrial catalán para mejorar la calidad de la ocupación de sus trabajadores, según apunta un estudio Consell de Treball, Econòmic i Social de Catalunya (Cresc). El informe, que se presentó ayer, recoge datos desde el inicio de la recesión económica en el año 2008 y analiza la evolución de la calidad de la ocupación en la industria para identificar los factores que más inciden en la creación de puestos de trabajo estables.
En la industria catalana existe un mayor porcentaje de empleados con estudios de secundaria o inferiores respecto a la media europea, así como una "elevada proporción" de trabajadores no cualificados, que únicamente han recibido formación interna.
En 2017 el porcentaje de trabajadores con estudios fue tres puntos inferior al del conjunto de la economía, en especial en los sectores industriales de la alimentación y textil, ha destacado el miembro del Grupo Primero del Ctesc, Ricard Bellera. Para mejorar este aspecto, el estudio propone el desarrollo y el reconocimiento de las titulaciones de formación profesional, reforzar el papel de la FP dual e incrementar el número de graduados en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas.
El informe también considera necesario atraer a más jóvenes menores de 30 años y mujeres, cuyo porcentaje se encuentra por debajo de la media en comparación al resto de sectores, una demanda en la que también coinciden patronales como Foment del Treball y los sindicatos UGT y CCOO.
Para combatir la temporalidad, el Ctesc recomienda más contratos indefinidos y fijos discontinuos para reducir la temporalidad "injustificada", así como más flexibilidad interna negociada en las empresas para evitar reducciones de plantilla, uno de los principales problemas para la calidad del empleo.
Otros indicadores
El informe recoge otros indicadores sobre la evolución de la industria en Catalunya, como por ejemplo los salarios, que entre los años 2010 y 2014 bajaron un 2,5 por ciento, mientras que en el resto de los sectores el descenso fue del 5,8 por ciento.
A pesar de que este sector sufrió menos el descenso de los salarios, la industria de la alimentación es la que peor calidad de empleo tiene, y entre las 51 recomendaciones del Ctesc, se encuentra la identificación de los trabajadores industriales "pobres".
Por otra parte, la industria es el sector con más presencia de sindicatos, comités de empresa y delegados de personal, pero entre 2008 y 2017 fue el sector con mayor porcentaje de población que trabaja 40 horas a la semana, en comparación al resto.
Además, la autopercepción de riesgos laborales en la industria fue del 35,5 % en 2015, seis puntos más respecto al resto de actividades, entre las que destacan la percepción de riesgos físicos, químicos y biológicos a causa de la naturaleza de los trabajos que realizan los empleados industriales.
La directora general de Industria de la Generalitat, Matilde Villarroya, resaltó el peso de este sector para la economía catalana y defendió la hoja de ruta del pacto nacional para la industria para transformar el modelo y crear más trabajo de calidad, en respuesta a las demandas del informe. Villarroya aseguró que las sociedades "industriales tienen menos paro, son más exportadoras y con una ocupación de más calidad. Por eso han superado mejor la crisis".