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Rull: “No habrá cárceles suficientes”

El exconseller terrassense Josep Rull advirtió ayer al tribunal del procés que tiene en sus manos marcar los límites de derechos y libertades, con los ojos de Europa puestos en él, y le garantizó que tras ellos “siempre vendrán más”: “No existen suficientes cárceles para encerrar el anhelo de libertad de un pueblo”. En su turno de última palabra en el juicio a los líderes independentistas, Rull, para quien la Fiscalía pide 16 años de prisión por un delito de rebelión agravado con malversación, consideró que se le acusa por ejercer la libertad de expresión y sus derechos de reunión y manifestación.

Los eurodiputados que estuvieron en Catalunya el 1-O y después los visitaron en la cárcel, explicó, han puesto de manifiesto la relevancia de este juicio; el tribunal tiene la “altísima responsabilidad” de decidir qué limites se ponen a los derechos y libertades, algo que puede tener consecuencias “absolutamente negativas” en una Europa asediada por la extrema derecha, avisó el terrassense.

“La democracia se defiende con más democracia y los derechos con más derechos”; “aquí hay un problema político y se puede resolver políticamente”, afirmó en sintonía con otros acusados que tomaron la palabra antes que él.

Actividad política
Rull consideró que ha dado la cara; aseguró que tiene la conciencia tranquila por su actuación en un proceso caracterizado por “la negación de la política y del diálogo”; y se mostró convencido de que fue acusado por rebelión porque no renunció a su actividad política.

“Un Estado de derecho fuerte no necesita estos instrumentos para protegerse de no sabemos qué amenazas”, señaló el exconseller antes de lamentar que se busque resolver un problema político por la vía penal: “Los débiles imponen el no diálogo”, recalcó.

Los jueces, con su encarcelamiento, dijo, le han impedido ver crecer a sus dos hijos, pero, sea cual sea su sentencia, no le impedirán darles testimonio de su “lucha democrática y tenaz para conseguir que el día de mañana puedan vivir en un país mejor, libre, una república catalana donde sea simplemente imposible que uno pueda ser encarcelado por haber defendido pacíficamente sus ideales”.

El exconseller de Territori i Sostenibilitat, que refirió a su familia brevemente en catalán, mostró su “gratitud infinita al pueblo de Catalunya”: “Esta inmensa ola de libertad y esperanza es imparable”.

Por su lado, el exvicepresidente de la Generalitat Oriol Junqueras pidió ayer en el juicio del procés, donde está acusado de rebelión, “devolver la cuestión al terreno de la política”, de donde, según dijo, “no debería haber salido”, y reiteró que “votar y defender la república” no puede ser delito.

Junqueras, que se enfrenta a 25 años de prisión por un delito de rebelión agravada con malversación, utilizó el turno de última palabra para lanzar un último alegato político en el Tribunal Supremo en favor del “diálogo” y lamentó que se haya traspasado a la Justicia “la responsabilidad de dictar sentencia”.

El presidente de Òmnium, Jordi Cuixart, dijo al tribunal del procés que no tiene “ningún tipo de arrepentimiento”, y añadió: “Lo volvería a hacer”. “El poder judicial no puede resolver un problema político, pero ustedes tienen una responsabilidad, que es no agravar la crisis política”, apostilló.

El exconseller de Presidencia Jordi Turull criticó a las acusaciones “por tratar de escarmentar” y “descabezar el independentismo” desde “una absoluta falta de rigor” para solucionar lo que considera un “asunto político con soluciones penales”. Turull, para quien la Fiscalía solicita 16 años de prisión por delitos de rebelión y malversación, arrancó su última palabra subrayando que está sentado en el banquillo por sus ideas y porque no renunció jamás a su actividad política: “Soy independentista, lo soy y lo seré, no lo voy a esconder”.

Castigo
El exconseller de Interior Joaquim Forn, reivindicó el carácter “pacífico” del procés, con el que el Govern buscaba llegar a una “salida pactada”, y criticó que el juicio del Tribunal Supremo supone un “castigo al desafío político” del referéndum ilegal del 1-O.

El exconseller de Exteriores Raül Romeva siguió la línea de Oriol Junqueras ante el Tribunal Supremo y apostó por la política, convencido de que si los jueces son valientes puede abrirse una “oportunidad” para avanzar “desde la confianza, el respeto y el reconocimiento” a las opiniones del otro.

La expresidenta del Parlament Carme Forcadell manifestó que está siendo juzgada por rebelión en el Tribunal Supremo por su trayectoria política y no por los hechos que cometió, y “prueba de ello son los desesperados y descarados intentos de cambiar la realidad” para sostener la acusación contra ella.

El exconseller de Empresa Santi Vila aseguró en su turno de palabra que siempre procuró “ser fiel al espíritu y la letra” de la Constitución de 1978, “tanto en privado como en público”, y expresó su “plena confianza” en el Supremo, tras rechazar la “leyenda negra” de que España no es una democracia plena.

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