Terrassa

El penalti más flamenco

El flamenco es sentimiento. Y de eso hubo mucho ayer en la Escola Municipal de Educació Especial Fàtima. La Coordinadora de Entidades de Cultura Andaluza de Terrassa (CEAT) llevó al centro su proyecto Ágora Flamenca para acercar este género musical a los escolares. La idea de este taller, en palabras de su coordinador, Bernardo Requena, es "llevar el flamenco a los colegios, hacerlo entendible y desmentir algunos tópicos" que siguen vigentes sobre este arte, que es música por encima de todo.

Y qué manera más cercana de aproximar el flamenco a los chavales que hacerlo a través de un símil futbolístico. El escritor y narrador Domingo Barrero puso en situación al atento público. Último partido de liga, último minuto, pitan un penalti. Si el balón entra, el partido y la liga se quedan en casa. Si el delantero falla, la decepción. Los distintos palos del flamenco permiten expresar todo lo que se remueve entre los miembros del equipo ante este decisivo momento porque, resumía Barrero, "el flamenco es sacar afuera los sentimientos". Con esta expectativa, en el gimnasio de la escuela sonó un tiento para expresar, como entonaba el cantaor, los nervios y escalofríos que siente el lanzador de la falta en ese crucial momento.

Si el penalti no entra, la tristeza, la rabia se apodera del equipo. Y allí que sonó una desgarradora seguidilla: "qué mala suerte, qué mal lo he tirao". Pero si entra… Ay, si entra se desborda el júbilo. Y se desbordó a ritmo de una alegría. "Tirititrán, tran, tran" cantó José de los Camarones, acompañado por Jordi Chato a la guitarra y Rocío Merino como bailaora. La alegría suscitó las primeras palmas entre los alumnos, que siguieron calentando motores con el tango, para mostrar la felicidad del triunfo: "Ay, que sí, que sí, que hemos ganao el partido".

Ya con alumnos y profesores bien entregados, Jordi y Rocío hicieron una pequeña demostración para animar al respetable. La actuación estelar llegó de la mano de Alberto Saco, un apasionado del flamenco con síndrome de Down que había sido alumno de Fàtima. Se marcó un emotivo baile, que acabó con gritos de "bravo, bravo". Su actuación, que con tanto "orgullo" había interpretado, se la dedicó a "los mejores profesores" que había tenido, dijo abrazándose a Toni Pérez, uno de los docentes de la escuela.

Sonaban los últimos compases del taller y con ellos el jolgorio. Varios alumnos improvisaron un cuadro flamenco, mientras Rocío trataba con mucha pasión y sensibilidad de enseñarles algunos pasos. La traca llegó con la popular sevillana "Mírala cara a cara", que levantó de su asientos a más de uno.

El Ágora Flamenca ya ha recalado en otras dos escuelas y tiene intención de llegar a unos 800 estudiantes de Terrassa.

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