¿Dónde vais?, inquirió una cajera, que había arrostrado previos ataques de la misma pareja aquella, a la que veía entrar de nuevo en el supermercado. "A robar", contestaron ellos, sin rebozo. Pero esa vez vez no, esa vez un mosso les seguía los pasos, y hubo barullo, pero los dos jóvenes, un chico y una chica, acabaron detenidos. Y han ingresado en prisión como autores de hurto, amenazas y robo con violencia: hirieron a trabajadores del súper. Una vez arrojaron a una mujer un bote de cristal a la cara.
El 30 de abril pasado, a las ocho de la tarde, el muchacho y la muchacha entraron en el súper, en la avenida de Jacquard, como clientes normales. Pero no eran clientes normales. Al menos, si lo eran, se trocaron en ladrones agresivos. Ni siquiera en meros hurtadores, de los que se apoderan de productos al descuido y, zas, salen de la tienda sin abonarlos.
Aquel día, el 30 de abril, la pareja cogió comida y no pagó. Cuando llegó el momento de pasar por la línea de cajas, se descubrió que portaban productos escondidos en bolsas. Intentaron pararlos, pero no hubo manera dada la agresividad con que se manejaron. Tanta fue la violencia, primero verbal, con amenazas de "volveremos", luego de otro tenor, que el chico agarró un ladrillo en la calle y lo estampó contra la luna del establecimiento.
Como unos días antes
Y sí, volvieron, a las cinco de la tarde del 3 de mayo. Pertrechados con bolsas, se introdujeron en el supermercado y actuaron como habían actuado unos días antes. Alguien llamó a la policía, pero en el ínterin los ladrones fueron agarrando productos alimenticios de una estantería, de otra, y llegaron a la línea de cajas, y sucedió el rifirrafe, un forcejeo, que si un agarre del brazo, que sín ofensas. Y los asaltantes llevaban botes de legumbres y arrojaron a una trabajadora uno de ellos a la cara, hiríendola. Y a otra le causaron lesiones en un brazo. El chico y la chica escaparon. ¿Acudirían de nuevo al mismo establecimiento de la avenida de Jacquard teniendo en cuenta lo que había pasado? Sí.
Un grupo de los Mossos d’Esquadra de Terrassa vigiló la zona en los días siguientes a estos hechos. Los agentes contaban con imágenes de los agresores, extraídas de las cámaras de vigilancia del supermercado. Los dos hechos estaban perfectamente grabados.
28 de mayo, doce del mediodía. Una patrulla del grupo referido, adscrito a seguridad ciudadana, de paisano, se dirige a un servicio. Los policías ven a dos personas, un hombre y una mujer, caminando. Salen de un centro sanitario.
No eran conocidos en círculos policiales, pues seguramente nunca antes habían delinquido en Terrassa. Los agentes están seguros de que son ellos, los de los robos violentos en el supermercado de Cementiri Vell, y los siguen con cuidado. Y, en efecto, la pareja toma camino del súper. Los mossos que están al acecho observan cómo los vigilados forran una bolsa con un papel especial para sortear el sistema de alarmas del local.
Altercado
Un agente va tras ellos mientras el otro coordina la comunicación con la central. La pareja entra en el comercio como si nada, y no tiene reparo alguno en contestar "pues a robar" cuando alguien les pregunta a dónde van. Se desata el altercado previsible con un vigilante. Y en estas que llega el mosso, y luego más mossos.
Los dos jóvenes, ambos de 22 años, fueron detenidos. El jueves pasado, 30 de mayo, pasaron a disposición judicial. Y el juez los mandó a prisión. Los cargos que se les atribuyen son, en principio, de hurto, amenazas y robo con violencia e intimidación.