"Te tengo que matar, te tengo que matar", gritaba, mirando al cielo, como jurando. Tenía la mano derecha a la espalda. "¡Suelta el cuchillo!", le gritaban. El sospechoso huyó, pero la Policía Municipal lo detuvo minutos después del altercado, ayer por la tarde. Ocurrió ayer en Sant Pere Nord, en la calle.
Eran las 3.15 de la tarde. En la esquina de la calle de Manresa con la de Girona se oían alaridos. Una mujer gritaba con desconsuelo. "Sí soy yo, que no quiero estar contigo, no quiero", decía, con el rostro demudado. Una vecina intentaba que la mujer se alejase de allí. A unos metros, en el mismo cruce, un hombre de unos 45 años gritaba también, y otro. El primero perseguía al segundo. "Te tengo que matar", chillaba. "Me ha atacado por la espalda", añadía.
El otro, un joven, hijo de la mujer, le decía que tirase el cuchillo. Se alejaba del sospechoso, pero no huía largo. "Deja a mi hijo", gritaba la señora. El sospechoso, corpulento, moreno, vestido con ropa de trabajo, se llevaba la mano derecha a la espalda mientras caminaba hacia su oponente.
Varias personas se arremolinaban en la esquina. Alguien hizo al joven introducirse en un coche para protegerlo. "Que alguien llame a la policía", suplicaba la mujer, sollozando, presa de los nervios. "Ya la han llamado, ya vienen para aquí", explicó un testigo. Y arribaron dotaciones de la Policía Municipal. Justo cuando se presentaban en el cruce, un testigo les avisó: "Aquel coche es el del agresor". En efecto, el individuo se marchaba en una furgoneta. Se vio al vehículo subir por la calle del Doctor Ferran. Uno de los cuatro coches patrulla que estaban en la intersección dejó la zona y se fue en busca del hombre. La dotación policial se dirigió hacia la Rambla de Francesc Macià mientras otros guardias hablaban con los testigos. Se presentó una ambulancia.
Una policía intentaba tranquilizar a la mujer. Se sentó con ella en el escalón de un portal. Consiguió calmarla poco a poco. Un compañero conversaba con el joven perseguido y con otros testimonios. Otro guardia informaba los pasos legales que podían emprender las víctimas, la madre y el hijo. Mientras tanto, a unos metros, la dotación policial que perseguía al fugitivo le daba alcance.
Según fuentes policiales, el sospechoso bajó del vehículo y prosiguió su huida a pie, pero fue interceptado. Y detenido: por las amenazas y por un delito contra la seguridad del tráfico, pues la prueba de alcoholemia que debió efectuar arrojó un resultado de 0,91 miligramos; y por un quebrantamiento de condena, pues una orden judicial le prohibía portar armas.