Más de uno y más de veinte lloraban. La sala Born, en La Rasa, estaba abarrotada de gente y de alborozo. "¿Qué hemos hecho?", repetían los más estupefactos. Hasta ellos estaban en shock por el "huracán Ballart". Y en estas que entró Jordi Ballart a las 11.10 de la noche, entre los acordes de "La revolución sexual", del grupo La Casa Azul. Le costó llegar al fondo de la sala. "Fui el alcalde de todos y lo volveré a ser", dijo, micrófono en mano.
Le gritaban "alcalde, alcalde". "¡Hemos ganado las elecciones!", fue lo primero que dijo él a un público henchido de fervor. "Somos el proyecto de la mayoría de Terrassa", añadió. Tot per Terrassa, según su candidato, aboga por "una política diferente, más humana, más sensible, más ética".
Su campaña ha sido "una gran escuela de democracia" y la formación municipalista respetará su "espíritu fundacional", que no es otro que servir a la ciudad desde la diversidad y la pluralidad. Desde la perspectiva de articular "una sola ciudad". Sólo TxT garantiza eso, afirmó Ballart.
Juego limpio
El partido que ayer ganó las elecciones es "el auténtico factor que unirá a los terrassenses", según su cabeza de lista, dispuesto a liderar "un gobierno fuerte y progresista" que priorizará los intereses de la ciudad "con valentía y decisión". Estará siempre "al servicio de la gente y no de intereses ocultos". El ganador de las elecciones expresó su disposición a trabajar "con ética y transparencia, con la mano tendida y el diálogo con todos", siempre "con juego limpio".
"¡Alcalde!", gritaba la gente en la noche de los abrazos, de un éxtasis comparable al del equipo modesto que gana a los grandes y se alza con un título. "Nadie daba un duro por nosotros", clamaba Ballart.