Parece usted el punching ball de todos los grupos que se presentan a estas municipales.
Desde un punto de vista político lo entiendo. El PSC lleva cuarenta años gobernando la ciudad, hemos sido el partido que ha transformado esta ciudad, hemos gobernado bien, sin escándalos, sin corrupción y por lo tanto es lógico que seamos el enemigo a batir. Eso también puede provocar que, si la aritmética es favorable, puedan sumar todos contra el PSC. No sé si eso sería bueno para la ciudad.
¿De todas las críticas que le hacen qué parte asume usted y qué parte percibe como herencia?
Cuando alguien es responsable de una organización no debe extender responsabilidades. La dimisión de Ballart fue muy negativa para la ciudad. El PSC está ahora en una posición de tranquilidad y paz interior y ya veremos el domingo cómo sale de la situación que se creó. Yo estoy razonablemente satisfecho del último año y medio. Gobernar con nueve concejales no es fácil y creo que lo hemos hecho bien. Yo asumo la historia para lo bueno y para lo malo.
Se decía que Ballart ganaba elecciones y que usted gobernaba ¿Siente que le falta algo ahora?
No sé decirle. Es probable que Jordi Ballart haga buenas campañas y es cierto que por mi carácter yo he estado más cerca de la acción, del día a día. En cualquier caso, en política somos lo que hacemos, no aquello que decimos que hacemos y, para mí, la política seria es aquella que cambia, que transforma, que es rigurosa. Eso es lo que creo que necesita esta ciudad, menos simbolismo, menos titulares y más acción, más trabajo. Esos han sido mis valores y a mi edad es tarde para cambiar.
¿Conseguirá la izquierda formar una mayoría para gobernar la ciudad y en caso afirmativo, la querrá formar con usted?
Está todo por decidir. El 28 de abril fue para nosotros una buena noticia, aunque también es cierto que cada convocatoria electoral es diferente; nosotros pensamos que sería bueno renovar la confianza en el socialismo terrassense. Es momento de tranquilidad. En nuestro ADN está el diálogo y el pacto como elementos esenciales y si no es posible una mayoría, se puede gobernar con un gobierno sólido.
Entiendo que usted prefiere un gobierno en minoría que una mayoría de muchas siglas que plantee problemas de gestión.
Creo que hemos demostrado que somos un partido de pacto y de diálogo. En los pactos se debe pensar ante todo en la ciudad y en el gobierno. Hacer una tortilla de siglas, sin más, puede ser complicado. Si no puedes gobernar el gobierno, cómo gobernarás la ciudad. Personalmente prefiero una mayoría más corta en la que impere la confianza, la lealtad y la unidad de acción. Un gobierno operativo y sólido.
¿Confía usted en el “efecto Sánchez”?
Las generales han dibujado un mapa de ilusión en España y también en Catalunya, porque, aunque haya ganado Esquerra, el PSC ha estado muy cerca. Terrassa ha dicho muy claramente que es una ciudad de izquierdas y que no es independentista. Por lo tanto, si se repiten unos resultados similares, se impone un gobierno en la ciudad que sea realmente representativo de esa voluntad popular. Yo pido que los terrassenses se movilicen, que no se queden en casa porque si es importante el gobierno del Estado también lo es el de la ciudad.
¿Le preocupa la desmovilización? Siempre se ha dicho que una alta participación beneficia al PSC. La preocupación por el voto de extrema derecha elevó la concurrencia a las generales, pero en las municipales no se percibe esa tensión.
Es muy importante que los ciudadanos voten. El Ayuntamiento debe representar mayoritariamente a la ciudadanía y para ello debemos manifestar nuestra opinión en las urnas. Es verdad que el miedo a la ultraderecha movilizó a mucha gente, pero no podemos perder de vista la importancia de los gobiernos locales.
Coinciden ustedes con Esquerra en que las mayorías se formarán desde ERC o desde el PSC.
Nos presentamos doce partidos a estas elecciones. Si tenemos que hacer caso de los últimos resultados, puede ser cierto que los bloques están claros, pero no nos podemos confiar. Cada convocatoria se mueve por lógicas de voto diferentes y cuando hay tantas opciones puede darse un escenario de fragmentación o también de concentración del voto en las listas más votadas. El resultado es muy incierto.
¿Cree usted que se confunde demasiado la política con la gestión?
Existe mucha interrelación. En definitiva, un gobierno está también sometido a su capacidad de gestión, a todo el aparato técnico de la administración. La política tiene mucho que ver puesto que la política puede ayudar a la gestión, pero también la puede entorpecer. Hay que buscar un cierto equilibrio y marcar los ritmos adecuados porque no todo es posible. Ideológicamente se puede cambiar de un día para oro, pero hay que gestionar luego ese cambio y no es tan fácil como pueda parecer.
¿Cuál sería su diagnóstico de la ciudad?
Terrassa ha sufrido con crudeza la crisis, seguramente por la importante implantación del sector de la construcción en la ciudad, pero pienso honestamente que se ha hecho una buena gestión de la crisis, porque esencialmente, se ha mantenido la cohesión social pese al elevadísimo paro y a la dificultad del momento. Ahora, la ciudad necesita mirar al futuro.
¿Cómo se mira al futuro? No todo el mundo está saliendo de la crisis al mismo ritmo.
Es cierto y además nos encontramos con que el centrifugado de población que huye de los altos precios de la vivienda genera también tensiones demográficas. Mire, el objetivo debe ser subir la renta de la ciudad y eso sólo se hace creando riqueza, creando ocupación y si puede ser a través del sector industrial, mejor. Uno de los proyectos importantes de este año y medio en el que ocupado la alcaldía ha sido la aprobación de dos polígonos industriales con Els Bellots II y Can Guitard. Ya hay grupos interesados en apostar por estas zonas combinaremos empresas 4.0 y también empresas de logística y pienso que será muy positivo para el empleo en la ciudad. Por otra parte, tenemos necesidades de movilidad para situarnos en el territorio y la B-40 es esencial.
Su gobierno dijo durante este mandato que no era buena la apuesta por la industria logística y ahora se ha convertido en un objetivo.
La logística genera más ocupación que la industria 4.0. Por cada mil metros, una genera nueve puestos de trabajo y la otra doce. Pero hay otra cuestión que se refiere a la lectura de la realidad. La logística no precisa de mano de obra altamente cualificada. Tenemos más de doce mil parados y espacios industriales mixtos son desde el punto de vista del empleo, transversales.
Sigamos por el IV Cinturó ¿Cómo se compatibiliza la continuidad de la B-40 con la Anella Verda? Hay que atravesarla.
A través de la riera de La Betzuca y mediante un túnel. La B-40 debe acabar en la Ronda Oest de Sabadell.
¿No se siente muy solo defendiendo la continuidad de la B-40? Otros municipios, como, por ejemplo, Sabadell ya no la reivindican como prioritaria.
Una cosa, a veces, son los poderes políticos y otra es la ciudadanía. En Terrassa los poderes económicos, sociales y la población entienden la B-40 como una oportunidad. Se hizo para conectarnos con el Baix Llobregat y precisamente con la Ronda Oest de Sabadell y para nosotros será muy positivo. La sintonía con la Generalitat es la adecuada. Otra cosa sería hablar de la continuidad hasta Mataró.
Ya que hablamos de territorio, dígame donde debe buscar Terrassa complicidades.
Es bueno que profundicemos nuestros vínculos con el Vallès y que apliquemos políticas concretas conjuntas; es más, creo que debemos potenciar también nuestra relación con Sabadell especialmente, ahora bien, ceñirnos a eso, sería una visión muy limitada y un contrasentido intentar generar un contrapoder vallesano a la gran Barcelona. De lo que se trata es de gobernar esta realidad y se necesita una mirada amplia. Vivienda, economía, medioambiente, etcétera. Se trata de tener voz, no de grandes estructuras. Existe una realidad física, social y económica que se mueve en esos parámetros.
Díganos que se le ha quedado en el tintero.
Hay dos temas prioritarios que me preocupan especialmente. Uno de ellos es el de los residuos. Intervienen muchos factores, pero es cierto que la empresa que los gestiona ha sufrido escasez presupuestaria, necesitaba inversión, hemos hecho un esfuerzo y ha sido insuficiente. También hemos tenido muchos problemas, porque no hemos podido disponer de recursos que teníamos y espero que eso lo pueda corregir el Gobierno central. Insisto, no es sólo un asunto de gestión, ya que intervienen muchos factores, pero es un tema que me preocupa y del que debo decir que no estoy satisfecho.
A usted le ha perseguido durante todo el mandato el tema de la recogida, pero se habla poco de la gestión y en ese ámbito la ciudad tiene un grave problema. No seleccionamos, no reciclamos.
Tiene razón, pero hay una tercera cuestión que influye en este aspecto, que es el modelo de consumo. No puede ser que el envoltorio de lo que compramos sea más voluminoso que el producto que compramos. La concienciación en torno a la selección es importante, pero no nos olvidemos de la forma de consumir. Hacer pagar las bolsas de plástico e intentar limitar su uso está bien, pero quizás no sea lo más importante.
Sí, pero los residuos, sean muchos o pocos, se deben gestionar y nosotros no lo hacemos bien.
La voluntad y la concienciación ciudadana se deben trabajar mucho. De hecho, impulsamos en el Consell Comarcal una campaña en esa linea. Luego está la recogida. Tenemos también un problema. Llevamos ya cinco años que el vertido de residuos se va incrementando en doscientos cincuenta mil euros. Por tanto, tenemos mucho trabajo en términos de concienciación y civismo.
Entiendo que a dos días de unas elecciones no va usted a hablar de subir el precio de la tasa de residuos, pero sí que debe situar una solución en el horizonte.
(Sonríe). Hace que la tasa no cubre el coste del servicio. El horizonte del que usted habla lo podemos buscar en los países nórdicos en el ámbito de las ciudades inteligentes. Se puede acreditar qué residuos ha depositado cada vecino en el contenedor y controlar así el reciclaje. Es una vía a explorar
Oiga, eso da miedo.
Suena al Gran Hermano, pero es el camino que nos marcan las nuevas tecnologías. Igual que puede ocurrir con la movilidad, el vehículo eléctrico, el vehículo de propiedad compartida, que pueden mejorar mucho la sociedad. Las cuestiones medioambientales son esenciales para la ciudad y tienen un apartado muy importante en nuestro programa.
Había comentado que se le han quedado dos cosas en el tintero.
El segundo asunto es el transporte público. Será un tema importante en el próximo mandato si la ciudad me renueva la confianza. Hemos disfrutado de un servicio de calidad, hemos realizado una inversión importante y hemos mejorado desde un punto de vista medioambiental, pero también es cierto que hay un cambio de normativas que hemos de tener en cuenta. Queríamos ser la primera ciudad que llevase en el pliego de condiciones la nueva legislación, pero la política, a veces, no nos permite desarrollar nuestros planes como queremos.
En esta entrevista también se quedan cosas en el tintero. No hemos hablado de educación, con lo que está cayendo, ni de movilidad, ni vivienda…
Usted dirá. Son temas muy importantes sobre los que tenemos muchas cosas que decir. Fíjese, por ejemplo, que los que ahora piden vivienda social querían, durante la crisis, que nos deshiciésemos de la que teníamos mediante una dación en pago. ¡Qué barbaridad!
Lo tendremos que dejar ahí, mejor acabar desde lo personal ¿Usted ha vivido este mandato, especialmente el final, con ilusión o como un marrón?
Lo he vivido básicamente como un reto. Me tuve que hacer cargo de la alcaldía en un momento muy difícil. Mi voluntad ha sido siempre de servicio a la ciudad, y en ese momento el objetivo era que Terrassa no sufriese el contratiempo. Creo que podemos estar razonablemente satisfechos. Debo agradecer a mis compañeros de equipo de gobierno y también a los partidos de la oposición, debo decirlo, el esfuerzo que todos hemos realizado para mantener un clima de diálogo y de colaboración. Es lo que sigo ofreciendo confianza, pacto, diálogo y serenidad.