Terrassa

VÍDEOENTREVISTA: Lluís Puig, candidato de Junts per Terrassa a la alcaldía

Déjeme que empiece preguntándole por su salud.
Estoy bien muy bien. Tuve una pequeña angina de pecho que me llevó al hospital. Un pequeño cateterismo me ha devuelto a la normalidad. Hay muchos adelantos hoy en día y la verdad es que todo se quedó en un susto. Ahora tengo que cuidarme tomando una serie de prevenciones y ya está.

Cómo percibe realizar una campaña desde la distancia cuando paradójicamente usted se presenta para hacer política de proximidad?
Los tiempos cambian. Estamos en un mundo absolutamente global y tenemos a nuestra disposición herramientas que nos permiten hacer lo que en otro tiempo parecía imposible. Facebock live, Instagram live o cualquier otra red para llegar a la gente, en este caso a los terrassenses.

Hacen ustedes de la necesidad virtud.
Pues sí. Desde que estoy en el exilio, desde hace año y medio, habré grabado más de quinientos vídeos para emitir en diferido, más las conexiones en directo y audios para entrar en directo o llamadas telefónicas. En realidad, las distancias hoy en día son muy relativas. Se tarda más en ir de la Vall d’Aran a Terrassa o a Barcelona que desde Bruselas. El concepto de lejanía es más mental que de tiempo real.

Esa sensación de proximidad la busca usted con sus tweets con fotografías del entorno de Terrassa.
Se refiere usted a aquel de la Mola. Precisamente ese día estaba ingresado en el hospital. Un amigo me enviaba las fotos y pensé ‘es como si lo estuviese viendo’ y de ahí vino esa pequeña broma, si se me permite la expresión. Yo no dije que estuviese en la Mola, que, de hecho, me hubiese encantado. Yo decía, que veía, no que estuviese. El mensaje que quería transmitir, no sé si acertadamente o no, es que se puede conseguir mucho si se ponen ganas, en cualquier empresa que te propongas, también en participar en política desde la distancia.

¿Cómo sigue la actualidad de Terrassa para participar en la campaña de las municipales?
En este año y medio que llevo en Bélgica me ha parecido estar más al corriente de lo que pasaba en cultura en Catalunya que cuando estaba allí. Me he hecho un gran seguidor de información y de informadores. He seleccionado una serie de canales que me permiten estar perfectamente conectado. Con Terrassa, he hecho lo mismo a otra escala. Tengo una serie de canales de información que me permiten estar permanente informado. Además, hemos formado un equipo magnífico en el partido, que nos ha permitido realizar, creo un excelente programa electoral.

¿Cómo encajó la propuesta de ser cabeza de lista desde la distancia?
Hablé con Miquel Sàmper, que debía ser el número uno y le pregunté hasta tres veces. Sentí un agradecimiento profundo. Soy terrassense desde hace cincuenta y nueve años. Siempre he ejercido de terrassense y a pesar de todo lo que he hecho, nunca he perdido el arraigo y no me he querido ir, sino por obligación. He asumido ser cabeza de lista, esencialmente con orgullo.

No debe ser fácil ni para usted ni para su equipo.
Para mí es un honor y un reto, aunque en un primer momento pensé que se debía reconsiderar, porque yo pensaba en Josep Rull como la persona ideal para liderar la lista. Desde prisión me envía mensajes en los que dice que es un honor cerrar la lista que yo encabezo. Es al contrario. Para mí es un honor estar en una lista en la que participa Josep Rull. Por otra parte, se ha formado un equipo extraordinario con los que es muy fácil trabajar. Quiero destacar que muchos de ellos son independientes que han dado un paso adelante para trabajar, para salir de una zona de confort e implicarse en un proyecto que no les va a dar ningún beneficio económico, ni personal de ningún tipo. Es un esfuerzo y un compromiso que valoro mucho personalmente.

¿Su candidatura es más emotiva, reivindicativa o de rabia? ¿O de todo un poco?
Puede ser de todo, menos de rabia. A mí me mueve la motivación, las emociones, no la rabia. Yo he tenido oportunidad de trabajar desde el mundo del asociacionismo, desde la empresa privada y desde la administración pública y siempre. La suma de esas experiencias me hace sentirme cómodo. El mundo nos mira gracias a la colaboración público privada, en enseñanza o en sanidad. En cultura, por ejemplo, se ha dado cierto intervencionismo en el Ayuntamiento de Terrassa. El modelo de relación público y privado en cultura se debe explotar.

¿Qué temas pondría usted encima de la mesa en esta campaña?
Mire yo soy muy de aquel dicho de “lo que no son pesetas son puñetas”. De lo que se trata es de ayudar a quienes no tienen trabajo, por bajo que sea el índice de desempleo. El empleo es sinónimo de bienestar social. Es evidente que luego hay que trabajar en los servicios público educación, sanidad etcétera, pero la base es el empleo. Debemos movernos en los objetivos de la denominada agenda 2030.

¿Es realmente asumible la Agenda Europea 2030?
Es lo que nos debe mover. Se trata de una agenda estandarizada, pactada y todo pasa por la creación de esos puestos de trabajo que permitan la igualdad y el ascenso social. Debemos ser capaces de hacer sostenible el gasto e invertir en lo que sea capaz de generar empleo.

¿Cree que se habla poco de cultura en campaña?
Se habla poco de cultura y de política lingüística, de normalización. Le pondré un ejemplo. Mire, creo que realizamos, seguramente de forma inconsciente, una forma de discriminación lingüística hablando en castellano a quienes han venido de fuera. Hablo incluso de políticos, que cuando van a según qué barrios, se dirigen a las personas en castellano. Eso es tratar a los inmigrantes como inmigrantes toda la vida, es condenarlos a vivir en un gueto lingüístico. En Catalunya se hablan trescientas lenguas en absoluta libertad. No podemos discriminar ni a los catalanoparlantes ni a los que hablan esas otras doscientas noventa y nueve lenguas.

¿Por qué le debemos votar a usted los terrassenses?
Si yo encabezo la lista de Junts per Terrassa es porque considero que mi ciudad, como tercera ciudad de Catalunya es una ciudad determinante para construir país. Hace tiempo que trabajo para hacer país y ahora quiero trabajar desde Terrassa para seguir haciendo país. No encuentro que haya tanta diferencia entre trabajar para el país y para la ciudad. Son caminos distintos con un mismo objetivo. Hablo de lo “glocal” y aporto una nueva forma de política que es hablar muy claro. El servicio público es el que construye una república y es el que nos debe llevar a una nueva forma de sociedad; el país se hace pueblo a pueblo, ciudad a ciudad. Como tercera cuestión es el pragmatismo de trabajar por la ciudad del futuro, por la ciudad sostenible, la economía dinámica y circular, la gestión de los residuos, la oferta turística, la investigación e innovación etcétera todo ello es hacer una ciudad mejor y con más empleo.

¿Podrá usted tomar posesión de su acta de concejal o de alcalde y es el caso?
Tengo que soñar cada día con ello. Llevo un año y medio soñando con volver a Catalunya. Estoy seguro de que los reglamentos municipales no están redactados pensando en el caso que estamos viviendo. Espero que los que se lean los reglamentos, lo hagan de forma laxa y con ganas de cumplir el deseo democrático de los electores y den todas las facilidades para que esto sea factible. También se puede hacer una lectura restrictiva y poner todas las pegas del mundo para impedir que el deseo de las urnas se haga realidad.

¿Han estudiado ustedes la situación desde un punto de vista legal?
En lo estrictamente legal, estamos llegando al final de un juicio en el que no parece que la malversación se esté dando. Yo estoy procesado únicamente por malversación. Cualquiera que siga el juicio está viendo que no se sabe cómo sostener la rebelión o la sedición, y mucho menos la malversación. Hablando de malversación, que es lo que a mí me afecta personalmente, espero que durante el tiempo que pasará entre el momento de la constitución del Ayuntamiento y que yo pueda volver una vez haya decaído la acusación de malversación, se me permita ejercer mi voto o delegarlo hasta mi vuelta. Habrá que ver si los responsables de interpretar la norma querrán respetar los resultados o poner trabas por intereses propios. No nos sentimos culpables de ningún delito y somos elegibles y podemos ser electos.

Usted aparecía en las listas de las mesas electorales.
Fíjese la contradicción. Eso puso de manifiesto, en relación con la decisión de la Junta electoral Central, que impedía la comparecencia del president Puigdemont y de los consellers Ponsatí y Comín, y yo mismo, cómo éramos sujetos de pleno derecho, cómo estábamos censados. Se dan estas incongruencias. Quien quiera poner trabas en eso que piense que no me las pone a mi, sino a las personas que han votado nuestra propuesta.

¿Cómo se gestiona interiormente que le tachen de fugado?
Bueno, saben que es mentira. Es una manipulación. Desde el primer día que nos fuimos de Catalunya, la justicia sabe dónde vivimos. Un fugado es alguien que se esconde, alguien del que no se conoce ni su domicilio, ni siquiera en qué país vive. El primer día que vinimos aquí solicitamos a la policía belga declarar por videoconferencia. No nos lo permitieron. Curiosamente, en el pleito que tenemos todavía abierto por el tema de las obras de arte de Sijena, ahora me permiten declarar por videoconferencia. ¿Por qué en unos procedimiento sí y en otros no? No somos fugados, somos personas libres, las justicia española sabe dónde estamos, la justicia europea también y siempre nos hemos presentado. Es por eso que quienes manipulan la información, lo hacen para promover la catalanofobia.

¿Hay demasiada división en el independentismo?
No. Hay transversalidad y eso quiere decir que hay diferencias de criterio. Mire, yo tengo amigos de todas las propuestas políticas. Tengo una excelente relación con la CUP, amigos personales; el hecho de que pensemos diferente no tiene por qué hacer que nos distanciemos, igual que con gente de Esquerra. Para mi, la diferencia no es un problema.

Pero el hecho de no ir en una lista única, como en otro momento, ¿puede frenar el procés?
La trasnversalidad es la que nos hace estar donde estamos, conseguir lo que hemos conseguido. Ayer estaba con un profesor de la Universidad de Navarra que me decía que en el año 2012 ya advertía a políticos conocidos que lo que se estaba viviendo en Catalunya no era un souflé. Hubiese sido mejor ir juntos, pero en cualquier caso el objetivo es común. Quienes se saltaron la Constitución fueron los que no respetaron el Estatut. Desde entonces hasta ahora, no hay divergencia. Estamos condenados a llegar juntos.

Oiga, ¿Cómo gestionan ustedes su situación con las familias?
Las familias son quienes realmente se les ha girado todo en contra. Yo tomé la decisión desde un punto de vista institucional, de acompañar a mi presidente, pero realmente quien sufre mi decisión es mi familia. Nuestros familiares no pueden dormir nunca tranquilos, pensando en cuál será el grado de venganza que se utilizará contra nosotros. Son los más perjudicados. Nosotros, en el exilio, al menos tenemos posibilidad de ver con regularidad y libertad a nuestras familias. Se trata sólo de superar una distancia kilométrica.

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