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El Club Egara fue profeta en su tierra

La tormenta de granizo que obligó a retrasar dos horas la final de la Liga en el Pla del Bon Aire se acabó convirtiendo en una tormenta de lágrimas de alegría, en una irrefrenable locura colectiva por parte de la gran familia del Club Egara, que derrotó por 2 a 1 al vigente campeón, un RC Polo que se vio superado táctica, técnica y físicamente por una plantilla de jugadores formados íntegramente en casa. Esta última circunstancia hizo más épico el triunfo, más feliz la celebración y más profunda la emoción que embargó a un equipo que fue profeta en su tierra, que no se amilanó ante nada ni ante nadie y que hizo trizas los sueños del favorito.

Tras dos horas de tensa espera y con la lluvia como protagonista, el Egara tenía la difícil misión de hacer felices a sus aficionados, que llenaban a rebosar el campo del Pla del Bon Aire. Jugaban en casa en un día en que jugar en casa era una afiladísima arma de doble filo. Delante estaba un rival tan temible como el Polo, campeón de la fase regular a un punto del Egara, un Polo con jugadores de la clase del campeón olímpico Matías Rey y de las estrellas egarenses David Alegre, Roc Oliva y Xavi Lleonart. Pero el Club Egara se endureció conforme avanzaban los minutos y acabó levantando con absoluto merecimiento la decimoquinta Liga de su historia.

El entrenador reincidente
La última vez que el Egara ganó la Liga también llovía. Fue en Madrid hace tres años. Y el rival también era el Polo. Fue el último título de Patricio Keenan como entrenador del Egara. Y dos temporadas después, el argentino regresó a la que ya es su casa para volver a hacerlo, para volver a ganar a un Polo al que casi todos daban como favorito.

El Club Egara cimentó su victoria en un enorme trabajo táctico y a un férreo sistema defensivo. El Polo salió a presionarle arriba, a esperar sus errores en el centro del campo, pero Keenan evitó que se transitara por esa zona. El equipo salió jugando por banda, aprovechando la profundidad de sus laterales y la velocidad de sus delanteros para engarzar rápidos contragolpes. A los diez minutos de juego, Vicenç Ruiz se escapó por la izquierda y provocó un penalti que Mario Garín le detuvo a Josep Romeu. Primero David Aura y después el propio Ruiz buscaron el gol en sendos remates, pero el marcador no se movía. Tras pocos escarceos más que un intento de Pau Quemada de cazar una bola alta y un centrochut de Pablo de Abadal, el partido llegó al descanso sin goles.

El Polo intentaba generar juego a través de Alegre y Oliva en el centro del campo, pero el Club Egara mantenía la calma. Seguía su plan. Se cerraba a la perfección, conociendo perfectamente cuales eran las poderosas armas de su rival.

La balanza comenzó a decantarse en los primeros compases del tercer acto. Los de García Cuenca lanzarían dos de los cinco penaltis de que dispusieron. No marcaron ninguno, mientras que el Egara anotó uno de los dos que tuvo.

Una contra de libro
En el primero, Lleonart hizo temblar el larguero. Acto seguido ejecutó el segundo, que propició un contraataque de libro en el que llegaría el primer gol de la final para el Club Egara. Fue una acción para enmarcar. Josep Romeu recuperó la bola con presteza y asistió a Pere Arch, que tras cruzar la medular le dio un pase a la derecha a Lluís Mercadé. Éste centró al área, donde Pau Quemada, siempre atento al segundo palo, perforó la meta defendida por Mario Garín.

Ocho minutos después, con los barceloneses todavía tumbados en la lona, Josep Romeu estableció un valiosísimo 2 a 0 en el marcador al anotar en el segundo y último de los penaltis-córner de que dispondría el Egara. Tal fue la potencia de su tiro que tras tocar en la guarda de Mario Garín la bola entró. Matías Rey la sacó con el stick, pero había ya superado la línea de gol.

Pese a la ventaja de dos goles, sabía el Egara que debería sufrir. Y los colegiados contribuyeron a ello, ya que mostraron tres amarillas muy rigurosas al Egara, que llegó a jugar con nueve. Pero resistió. Ya once contra once, David Alegre recogió un gran pase de Lleonart y batió a Cortès de tiro raso y cruzado. A seis minutos del final, Àlex Casasayas dispuso de un doble remate, pero un Cortès imperial evitó el empate. A falta de cuatro minutos, el Polo sacó al portero. Casasayas mandó un revés fuera y ya sobre la bocina, Cortès se marcó otro paradón a Lleonart en el quinto penalti del Polo. Después llegó el delirio.

Para redondear el éxito, el Egara copó con justicia los premios individuales. Vicenç Ruiz fue designado mejor jugador, Quico Cortès mejor portero y Josep Romeu máximo goleador con dos dianas.

CLUB EGARA, 2
Cortès, Arch, Romeu, Recasens, Espí, Ruiz, Clapés, Quemada, Xavi Gispert, Divorra y Mercadé, equipo inicial, Aura, Duran, Jordi Farrés, Aguilar, Pol Gispert, Novell y Torruella.

RC POLO, 1
Garín, De Abadal, Rey, Chaves, Llorens, Alegre, Oliva, Piera, Lleonart, Casasayas y Marc Reyné, equipo inicial, Romagosa, Armenteras, Fortuño, Àlex Reyné, Lucas Barón, Alfredo Barón y Giralt.

Árbitros. Benjamín Díaz y Eduardo García. Mostraron tarjetas amarillas a los jugadores locales Xavi Gispert (m. 45), Vicenç Ruiz (m. 47) y Josep Duran (m. 65).

Goles. 1-0, minuto 37, Pau Quemada; 2-0, minuto 45, Josep Romeu de penalti-córner; 2-1, minuto 61, David Alegre.

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