Aquel local fue un taller mecánico clandestino y estaba abandonado, pero los mossos d’esquadra que patrullaban por Les Martines lo vieron abierto. Entraron, oyeron el ladrido lastimero de un perro. Y olieron mucho a marihuana. Encontraron una plantación con más de trescientas matas. Unas horas después el mismo cuerpo policial descubrió otro cultivo, con más 728 plantas, en Sant Miquel de Guanteres, en Viladecavalls.
En el caso de Les Martines, la dotación policial circulaba por la calle del Mas Branca. Eran las siete de la tarde del lunes pasado. Los agentes se fijaron en un edificio que suponían abandonado. Lo había estado, en realidad, después de albergar un taller mecánico ilegal. Qué raro, pensaron, está la puerta abierta. Se apearon. Resolvieron entrar porque oyeron el ladrido de un can. Semejaba un llanto. Localizaron un perro sin agua y sin comida a la vista y lo atendieron. En esas estaban cuando percibieron el intenso olor a marihuana. Se hicieron notar. ¡Policía, policía!, exclamaron, pero allí no había nadie más.
Los agentes encontraron maría: 310 plantas y 312 esquejes. Llegaron más mossos y entre todos desmantelaron la plantación. Abrieron diligencias por un delito contra la salud pública (tráfico de drogas) y por otro de defraudación de fluido eléctrico; la luz estaba pinchada. Y gestionaron la retirada del animal por el centro municipal de acogida.
Una antigua residencia
Eso fue el lunes. El martes, los Mossos d’Esquadra llevaron a cabo otra intervención similar, pero en esta ocasión no se trató de algo fortuito. Ya vigilaban una finca de Sant Miquel de Guanteres, en la carretera de Sant Llorenç, porque a principios de marzo habían recibido noticias de lo que se cocía allí dentro, en una antigua residencia de ancianos. Obtenida la autorización judicial, entraron. Y en un sótano hallaron un cultivo con 728 plantas y 650 gramos de cogollos, todo valorado en unos 35.000 euros. Y detuvieron a un hombre de 35 años y una mujer de 25, por tráfico de drogas y defraudación de fluido.
