Esta semana Josep Rull comparte con los lectores de Diari de Terrassa cómo afronta personalmente los "rígidos horarios" de prisión, marcados por tres recuentos diarios y entre 15 y 16 horas en la celda. Ésta es la rutina en el Módulo 10.
8. primer recuento. "Las puertas de Soto del Real , como las de Estremera, son correderas. Se abren un 10% justo para que el funcionario pueda ver el interior (…). A diferencia de Lledoners, no hay que ponerse de pie al fondo de la celda, es suficiente con hacer alguna señal para advertir que estás y estás bien".
8,30. Desayuno. "Todo lo organizan los mismos presos. Los funcionarios permanecen ‘cerrados’ en la cabina (…). Están en una posición ligeramente más elevada para garantizar una prevalencia física y psicológica. A diferencia de Lledoners, aquí los funcionarios, con muy pocas excepciones, no se mezclan con los internos en el exterior de la cabina. Ni siquiera cuando comemos".
De 9 h. a 9,30 h., gimnasio. "Voy al pequeño gimnasio del módulo a hacer pesas (nunca hasta la prisión había hecho), flexiones, abdominales pero, sobretodo, a hablar con otros internos. Es el mejor lugar para adentrarse en las biografías de los compañeros, atravesar la frontera entre el rostro y una persona".
10,30 h – 12 h.Biblioteca. "Respondiendo algunas de las centenares de cartas, escribiendo intervenciones que nos piden nuestros candidatos a las municipales o elaborando este diario de prisión para Diari de Terrassa".
12 h. Paseo. "Por el patio, en círculos eternos. Solo o charlando con alguien. Tomando el sol, respirando. Rehaciéndote del juicio".
13 h. Comida. "Volvemos a subir obligatoriamente a la celda. El segundo recuento es a las 13’45h". "Nos vuelven a abrir a las 16’30h. La bajada es un punto caótica. Las siestas son generalizadas y dejan huella…"
16,30. Economato. "Es el ágora del módulo, una pequeña ventana, una cola constante, buen surtido, precios interesantes que permiten paliar las malas o muy malas comidas que estamos condenados a comer. Hacemos un ‘cafetó’ y nos sentamos al sol a hacer la tertulia (…) Después, biblioteca o ping pong".
19 h. Cena. "Horario europeo que cuesta de asimilar". Cuando hace frío, los reclusos guardan cola para acceder "a un lavadero con un grifo que provee agua casi hirviendo", con la que llenan botellas "para calentarnos los pies o sacar el frío de las sábanas. Es increíble la destreza de los presos a la hora de incorporar elementos de "confort" a la celda", como "colgadores, estufas caseras con agua caliente, cortinas de todo tipo, tuberías hechas con botellas de agua mineral o de champú para proveer de agua caliente de la ducha el lavabo".
20 30 h. Últiomo recuento. "Media hora después de que hayan cerrado las celdas".
Sábados y domingos. "A primera hora de la mañana algunos presos hacemos running en el patio del módulo. Competimos y sufrimos" (…). Es otra manera de socializarnos. Esta es la clave de la supervivencia en la prisión: abrirte, relacionarte, expandir tu alma más allá de ti mismo".
Las horas en la celda. "Libros y más libros. El placer de la literatura. La evasión sin límites".