Cuando escribimos este artículo es lunes. Han pasado ya unas cuantas horas de la actuación de la compañía de Antonio Márquez en el Centre Cultural Terrassa que nos dejó hechizados. La formación, una de las más reconocidas en danza española, ofreció dos ballets clásicos, "El sombrero de tres picos", y "Bolero", y lo hizo con una maestría, un saber y una elegancia cautivadora.
Y, por si fuera poco, hubo una sorpresa grata al final. Márquez salió a saludar con sus bailarines. En un momento dado, seguramente preso de la emoción que sentía, arrancó a bailar en solitario y en silencio. El bailarín, a sus 55 años, demostró su gran talento y estilo para con el baile español. El gesto de las manos, del cuerpo, su zapateado rítmico; todo ello en perfecta simbiosis constató que es un artista con muchísima personalidad, capaz de seducir a propios y extraños.
La actuación que nos regaló Márquez culminó una velada de danza que fue extraordinaria. Así lo percibimos durante toda la noche. El público, que llenaba el patio de butacas hasta la bandera, tuvo que contenerse varias veces para no romper la magia que nos envolvía desde el escenario. Pero, en algún momento, no se pudo resistir y estalló en aplausos y bravos. Hubo, como bien señaló un espectador, una "perfecta comunión entre artistas y espectadores. Se hace difícil recordar algo igual", indicó, para elogiar la actuación presenciada.
Una maravilla
La compañía ofeció dos coreografías que, ya de por sí, se presentaban muy atractivas: "El sombrero de tres picos", de Manuel de Falla, y "Bolero", de Maurice Ravel. Los ballets son conocidos pero más lo son las músicas, especialmente "Bolero", cuyo ritmo es uno de los que queda grabado en la memoria. La primera, ambientada en la Andalucía rural de la época, expresa a modo de pantomina las aspiraciones de sus habitantes. La segunda fue compuesta por Ravel para Ida Rubinstein, una bailarina y empresaria rusa que había sido primera figura en los Ballets Rusos de Serguéi Diáguilev. Se cuenta que Ida insistió tanto en el encargo que el músico francés acabó por crear una melodía reiterativa como una marcha militar.
"El sombrero de tres picos" y "Bolero" fueron una maravilla. Los bailarines se mostraron en todo momento muy implicados con la coreografía y sus roles. Brillaron los solistas pero también los conjuntos en una entrega total, vibrante, enérgica, emocional, pasional… Fue una actuación de danza de alto nivel porque se apreció que los intérpretes atesoran una formación artística muy completa. Los bailarines de Márquez ( un amante de la danza clásica, la escuela bolera, el folclore y el flamenco), defendieron braceo, compases, movimiento, composiciones y piruetas con un arte absoluto. Y sobre todo expresión, algo que hallamos en falta en muchos profesionales de este género. De ahí su poder de seducción y las ovaciones intensas recibidas.
"Compañía de Antonio Márquez"
Obras: “El sombrero de tres picos”, de Manuel de Falla, y “Bolero, de Maurice Ravel. Dirección: Antonio Márquez. Solistas: David Sánchez, Jairo Mena, Víctor Donoso. Primeras bilarinas: Elena Miño. Sábado, 16