Opinió

Conclusiones

Un gran número de terrassenses se desplazó este fin de semana a Madrid para participar en la manifestación independentista que recorrió las calles de la capital de España. Se trata de llevar allí la reivindicación y protestar contra el juicio que se sigue contra los políticos catalanes en el Tribunal Supremo. El análisis de la manifestación ha sido diverso, pero sorprendentemente la linea tanto desde el bando constitucionalista como del independentista (en lineas generales, porque hiperventilados hay en todas partes) se ha mantenido en los cauces de la normalidad democrática del derecho de manifestación y a la libertad de expresión.

Como siempre, se ha producido un debate estéril y absurdo sobre el número de manifestantes. Que si dieciocho mil, los más rácanos en las cuentas, que si ciento veinte mil, los más optimistas. Una de las conclusiones que se pueden llevar a cabo de esta manifestación es que, efectivamente, la valoración de una movilización ciudadana no sólo se mide por las cifras, sino también por la significación. Seguro que había muchos más de dieciocho mil y bastantes menos de ciento veinte mil. Hubo más de cuatrocientos autocares que se desplazaron a Madrid, más las personas que fueron en AVE, directamente, o los que fueron a cogerlo a Valencia, más los que fueron en coches particulares, más los madrileños, que también los hubo, que se sumaron a la manifestación… quienes calificaron de éxito la manifestación de Colón de hace unas semanas no pueden entender esta como un fracaso.

La otra gran conclusión es que no habrá solución judicial al problema catalán. La sentencia del juicio al procés no será suficiente parta encontrar acomodo a Catalunya dentro de España, ni tampoco para que en Catalunya el independentismo imponga, de momento una hegemonía incontestable. En ese sentido, las próximas generales del 28 de abril se afrontan desde Catalunya, especialmente desde Junts x Cat, desde la necesidad de mantener la ingobernabilidad de España, tal como se ha demostrado con la imposibilidad de la aprobación de los presupuestos generales del Estado, que ha provocado la disolución de las Cortes y la convocatoria de elecciones.

Estas elecciones también están polarizadas, pero ahora más que nunca el eje izquierda derecha es el que marca el desarrollo de la campaña, mientras los partidos catalanes se lo jugarán todo a una carta en las próximas municipales.

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