V aya por delante que este es, seguramente, el peor momento para generar polémica en torno a un centro educativo, cuando están a punto de empezar las tradicionales jornadas de puertas abiertas previas al periodo de preinscripción. Los centros educativos, de puertas para afuera, son extremadamente sensibles a los debates internos, máxime si se trata de colegios con una etiqueta concreta y si el debate es poco edificante, como es el caso.
Hablamos de la Escola President Salvans. No vamos a descubrir nada si decimos que se trata de un centro tan histórico en la ciudad, como complejo por la composición de sus aulas, formado muy mayoritariamente por alumnos procedentes de familias inmigradas. Sería uno de los paradigmas de la segregación que sufre la ciudad en sus escuelas, una realidad sobre la que no es necesario abundar, pero que está acreditada sobre estudios tangibles y denuncias de la sindicatura.
El equipo docente, ante esta realidad, inició hace algunos años un programa lectivo, que según asegura su equipo directivo empieza a dar resultados esperanzadores. No obstante, se ha encontrado con la oposición de unas ochenta familias, que han mostrado su disconformidad con la linea de trabajo y algunas decisiones que se han tomado en la escuela e hicieron pública su protesta hace algunas semanas. Las denuncias eran de cierta relevancia y el consejo escolar ha respondido exigiendo una rectificación de las “injurias” vertidas o una acreditación de las acusaciones. El equipo directivo recibió el apoyo en su momento del alcalde, Alfredo Vega, y los servicios territoriales de Educació no se han pronunciado hasta el momento.
Seguro que no hay blancos y negros puros en este tipo de asuntos, pero no es la mejor manera de afrontar el disenso y en un momento tan delicado como es el de la preinscripción. Es, por tanto, absolutamente necesario que los servicio territoriales y, si es necesario, la concejalía de Educación del Ayuntamiento de Terrassa afronten el problema y medien entre el equipo directivo y los padres descontentos. El daño que puede recibir el centro puede ser irreparable.
Asimismo, no estaría de más que los partidos que pusieron tanto interés en la legítima aspiración del colegio Sala i Badrinas de convertirse en instituto-escuela, se interesasen también por la polémica concreta del President Salvans y su realidad global.