Terrassa se viste de jazz cuando apunta la primavera. No se sabe que va primera si las buenas temperaturas o la música que define una identidad ciudadana. Los conciertos gratuitos forman parte desde hace años, prácticamente desde su instauración, del catálogo de acontecimientos ciudadanos del año en Terrassa. Es normal que se conviertan en oportunidad para reclamar la atención de la ciudadanía, pero tradicionalmente han quedado fuera del circuito de la actuación de los partidos políticos. Ello no quiere decir que exista una norma escrita que mantenga a los partidos fuera del entorno de los conciertos. Es más, la presencia de líderes políticos locales es habitual y forma parte de la agenda de éstos durante los fines de semana que dura el festival, igual que la semana que viene tendrá una presencia manifiesta en el Picnic Jazz.
El pasado fin de semana, Vox instaló uno de sus ya famosas carpas en las inmediaciones de la plaça Vella y se generó en las redes una polémica sobre la oportunidad de la acción promovida por la sección terrassense del partido de Ignacio Abascal. Vaya por delante que Vox tiene pleno derecho a utilizar la calle dentro de los límites que establece la normativa municipal y que debe salvaguardarse la libertad de partidos y entidades para llevar a cabo las actividades que les son propias en la ciudad. Pero el debate es pertinente desde el momento en que esas actividades afectan directamente a la convivencia ciudadana o al menos puede afectar a la cotidianidad en la ciudad.
Desde posiciones de la izquierda alternativa se está respondiendo automáticamente a los actos propagandísticos de Vox con un intento de boicot. Al margen de que dichas acciones victimizan a ese partido y les proporciona la notoriedad que está buscando, nos encontramos ante una situación de cierta inseguridad que pone sobre la mesa la oportunidad de permitir que se lleven a cabo en un emplazamiento de aglomeración ciudadana.
Por tanto, entra en conflicto la libertad de los partidos políticos y de las entidades de utilizar la vía pública dentro de la legalidad (Vox la cumplía) y las razones de seguridad que podrían condicionar el permiso para desarrollarlas. El concejal de vía pública del Ayuntamiento de Terrassa consideró que no había motivo alguno para no conceder el permiso a Vox para instalar su carpa. Adversarios políticos y un buen número de ciudadanos consideraron que no era el lugar ni el momento para ello. Si Vox pide permiso la semana que viene para instalar su carpa en las inmediaciones del Picnic Jazz ¿se le concederá?