La esperó oculto en el aparcamiento, las manos enfundadas en guantes de látex, la navaja abierta. Cuando ella, su expareja, llegó y bajó de su coche, él la atacó, presuntamente. La cogió del pelo y le intentó clavar la navaja en el cuello mientras la arrastraba. La tiró al suelo, se puso sobre ella, trató de apuñalarla de nuevo. No lo consiguió por la resistencia de la mujer y por su capacidad de persuasión para calmarlo. Luego, la víctima pudo expulsar al agresor con la ayuda de su hija, empujando una puerta, echándolo, hasta que unos policías municipales lo detuvieron.
Esta es, en resumen, la secuencia de hechos que se desprende de un escrito de la Fiscalía que acusa a un hombre de un delito de intento de homicidio y de malos tratos, y de amenazas. Y que reclama en total penas que suman once años de prisión. Los hechos tuvieron lugar en el área de Terrassa y los investigó el juzgado de violencia sobre la mujer número 1 de esta ciudad.
La fiscal arranca su relato con lo ocurrido en la primavera del 2017, con un primer episodio, cuando el procesado agredió a la mujer en su propio domicilio. Le asestó un golpe en la cabeza con la mano abierta. Ella salió de casa a pedir ayuda. Él la cogió del brazo y se lo retorció.
Eso cuenta la fiscal antes de desgranar la sucesión de hechos de escalofrío de aquella tarde, la del 11 de noviembre del 2017, cuando el acusado llegó al bloque donde vivía la víctima. Habían mantenido una relación sentimental. Se habían citado en el domicilio de ella para que le devolviese documentos y enseres. Él se presentó antes.
El encausado, presuntamente, aguardó a la mujer en una zona oscura de la segunda planta subterránea del parking. Ella llegó con su coche, como él sabía, como había previsto. Volvía de trabajar. La víctima se apeó del vehículo. Él se había embutido las manos en guantes de látex negros y en una de ellas portaba una navaja abierta, de unos diez centímetros de hoja.
La atacó, la agarró del pelo con fuerza y la arrastró unos metros "mientras intentaba clavarle la navaja en el cuello", explica la fiscal. Ella se protegía como podía con los brazos y quiso chillar. Él le tapó la boca. "Aquí no te va a escuchar nadie, tienes dos opciones: o sales viva o sales muerta", le dijo, y la arrojó al suelo y se puso encima de ella a horcajadas. Otra vez trató de apuñalarla. La mujer lo cogió del brazo y él se lo mordió mientras le decía que la iba a llevar a otra planta, a la menos tres. "Ahí no te oirá nadie".
Lo echan a empujones
Pasaron unos minutos. La víctima tranquilizó poco a poco al hombre para salvar su vida. Le propuso que fuesen a casa para hablar. Así lo hicieron. Subieron.
En el domicilio estaba la hija de ella. La mujer le pidió que se fuera a su habitación y convenció al acusado de que le entregase la navaja para seguir hablando. En un instante de descuido del hombre, la mujer entró en el dormitorio y contó a su hija lo que pasaba, y envió un mensaje a su sobrina para que llamase a la policía. Salió la mujer del dormitorio y el hombre le propuso varias veces subir a la segunda planta de la casa. Mientras esto decía, se palpaba la parte de atrás del pantalón. Allí llevaba unas tijeras que había cogido de la cocina.
Él sospechó del aviso policial. Hizo ademán de salir de la vivienda, pero sonó el interfono. Creyó que los agentes habían llegado y montó en cólera. Desde el umbral de la puerta soltó: "Me la habéis jugado si habéis llamado a la policía, yo de aquí a dos días salgo pero te conozco a ti, a tu hija y a tus dos hermanas, sé dónde vivís y dónde trabajas", según el Ministerio Público.
Ellas empujaron con fuerza la puerta y echaron al procesado. En la escalera lo detuvieron unos policías municipales. Le intervinieron unas tijeras y un trozo de guante de látex negro en la mano derecha. No salió a los dos días. El 12 de noviembre, al día siguiente de los hechos y la detención, ingresó en prisión provisional. El 13 de noviembre el juzgado acordó una orden de alejamiento: el imputado no podía acercarse a menos de mil metros de la víctima, ni comunicarse con ella.
La víctima sufrió equimosis en los brazos y enrojecimiento en una muñeca por el mordisco y dolor en las cervicales.
La Audiencia Provincial ha señalado el juicio para hoy. El Ministerio Fiscal incluye en su escrito cuatro delitos: uno de malos tratos en el ámbito familiar, uno de homicidio en grado de tentativa, otro de amenazas en el ámbito familiar y otro de amenazas leves.
Por el primero solicita un año de prisión. Por el intento de homicidio, nueve años. Por las amenazas, un año más y por las amenazas leves, una multa de 1.080 euros. No se consigna responsabilidad civil: la víctima no reclama nada por daños y perjuicios.