"A partir del día 4 de marzo todas las actividades del Ateneu se harán en la nueva sede", advertía el último boletín del Ateneu Terrassenc. Y el primer acto, el 5 de marzo, ayer, fue la presentación de un ensayo del escritor egarense Vicenç Villatoro. El periodista presentó "Massa foc" en la casa nueva del ateneo, mudado desde el Vapor Gran a unos metros, al número 2 de la calle de Sant Quirze. Villatoro inauguró de manera oficiosa el hogar de los ateneístas con una conferencia sobre la Florencia del siglo XV que pronunció con la misma pasión con la que pergeñó ese ensayo que trenza Historia con diálogos inventados entre dos de sus protagonistas: Savonarola y Maquiavelo.
El título, "Massa foc", alude a la hoguera que abrasó al dominico Savonarola después de que él instigase otras para purificar aquella Florencia sumida en lo que consideraba un caos moral. Pero quizás igual de importante en el libro sea su subtítulo: "Diàlegs extremament apòcrifs entre Savonarola y Maquiavelo".
Porque el ensayo contiene dos libros en uno, dos aportaciones que se hibridan: la Historia "intencionada pero cierta del siglo XV en Florencia", por un lado, y los diálogos inciertos, pero verosímiles, entre el religioso de pretensiones virtuosas y el célebre pensador, por otro. Ambos coincidieron en el tiempo y el espacio, pero Maquiavelo empezó a conquistar terreno público a los cinco días de la quema del dominico. Vicenç Villatoro (Terrassa, 1957) los hace hablar entre ellos.
Aquella Florencia era una ciudad de 40.000 habitantes en la que sólo contaban algo 8.000, los que formaban las clases dominantes dominadas a su vez por los omnipotentes Médici. Para el escritor, Florencia es "la estación por la que todos compraríamos un billete" para viajar en el tren de la Historia. Florencia con Miguel Ángel, con Leonardo, un mundo, Occidente en unos cuantos kilómetros cuadrados. Una ciudad brillante pero, según Villatoro, con los pies de barro de la "extraordinaria desigualdad", la corrupción y las conjuras, como la que pretendía asesinar a Lorenzo El Magnífico pero mató sólo a su hermano y desató una ira tan cruel de Lorenzo que el obispo de Siena, un conjurado, fue ahorcado al rato.
Nuevo hogar
El Ateneu Terrassenc tuvo su primer hogar, luego de su refundación en 1996, en la calle de Antoninus Pius, en un lugar insalubre, húmedo y minúsculo, y de allí se marchó al paseo del Vapor Gran en el 2011 en virtud de un contrato con el Ayuntamiento, propietario de un local que hacía las veces también de colegio electoral y espacio vecinal y de celebración de actos de otras entidades.
El contrato era de cuatro años prorrogable a otros cuatro más, y expiró la semana pasada. El Consistorio no quiso formalizar otro contrato referido a ese local, según el Ateneu, pero una ardua negociación dio como fruto la cesión de un espacio en la primera planta del número 2 de la calle de Sant Quirze, también municipal.
Las condiciones temporales son las mismas: cuatro años más cuatro de prórroga. En el mismo solar de la calle de Sant Quirze se levantó en 1915 un edificio modernista del arquitecto Coll i Bacardí que fue derruido en la década de 1950. En su lugar se construyó el actual edificio para oficinas judiciales. Luego fue sede del IMCET y del Centre de Normalització Lingüística. Y ahora, del Ateneu Terrassenc.