Opinió

Igualdad

La escuela volvió a tener su cuota de protagonismo en el pleno municipal. EL Parlament Ciutadà puso una vez más el acento en el problema, que lleva camino de convertirse en eterno, de la segregación escolar. Se trata de una situación endémica de la escuela terrassense que se ha dejado enquistar durante años y que genera desigualdades. El portavoz de la CUP habló alto y claro. Hay, dijo, tres categorías en la escuela, la concertada, la pública y la segregada pública y quizás lo más importante, que el derecho a la elección de la escuela está reñido con el equilibrio en las aulas. Ahí está, probablemente, la clave de la delicada situación que padece la educación terrassense. En ese sentido, el alcalde añadió que en muchas ocasiones son los propios padres los que se resisten a que sus hijos vayan a según que escuelas. Es el círculo vicioso del que será difícil salir.

En ese escenario, por otra parte, se incardina el asunto de los institutos-escuela. Si el equilibrio que se persigue contra la segregación no se consigue, los institutos-escuela siempre reforzarán el problema. Es decir, primero hay que conseguir el equilibrio necesario para que la igualdad llegue a las clases y luego pensar en los institutos escuela, de lo contrario, las escuelas con alto índice de segregación seguirán siempre igual, no habrá nunca equilibrio de alumnado.

Por otra parte, no hay que dejar de lado que el derecho a elegir escuela genera desigualdad en un sentido o en otro puesto que si en ocasiones son los padres de familias autóctonas los que no quieren matricular a sus hijos escuelas con alto índice de alumnos, pero también se da el caso en que se hace complicado que familias inmigradas matriculen a sus hijos en escuelas que no estén en su barrio.

No podemos dejar de hace referencia a una afirmación que se realizó en el plano del pasado jueves, por parte de Ciudadanos, que dijo que la escuela en catalán generaba ganadores y perdedores, por lo que se entiende que hay que acabar con el sistema educativo catalán. Se hace difícil entender que a estas alturas todavía esté en tela de juicio un sistema que ha dado muestras durante más de treinta años de su eficacia. Decir eso, o como dijo élites del Partido Popular la semana pasada que si gobierna su partido el catalán pasará a ser optativo, es no entender nada.

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