Se pudo ver durante la noche del domingo y la del lunes, pero ayer fue el mejor día para observar la super luna, aunque fuese necesario afinar mucho la vista. Había luna llena, sí, pero más grande y luminosa, en esplendor máximo. Se trata de un fenómeno que se produce cuando el satélite está en su perigeo; esto es, el punto más cercano a la Tierra. Ya hubo una superluna el pasado 21 de enero y habrá otra el 21 de marzo, la última de este 2019.
En los próximos siete años seguramente no se verán lunas más brillantes que la de ayer a nuestros ojos. La Luna "de nieve", llamada también así porque tiene lugar en invierno y en un periodo de grandes nevadas en el hemisferio norte, se manifestó mucho más brillante que de costumbre.
Otra oportunidad
Ayer, a la Luna y la Tierra las separaban 355.665 kilómetros. El aspecto del satélite, totalmente iluminado por el Sol como en cualquier fase de luna llena, era un 14 por ciento mayor que lo habitual (que en la luna llena del apogeo, la máxima distancia con la Tierra) y un 30 por ciento más refulgente.
Condiciones diríase que idénticas no se repetirán hasta el 2026, si bien en abril del 2020 se producirá un fenómeno semejante al de ayer. El del 21 de enero coincidió, además, con un eclipse lunar total.
La coincidencia de la fase lunar de plenitud con el perigeo provocó unas horas de disfrute para los aficionados a la astronomía, pues el común de los terrestres sólo podía percibir algunos cambios livianos respecto de la percepción habitual.
Sí se apreció el satélite más luminoso, pero el aumento de tamaño a la vista era bastante más costoso. El 21 de marzo llegará una oportunidad pareja, pero no igual.