Si hay un juego donde es previsible que pasen cosas imprevisibles ese es el fútbol. Un juego donde las hojas de ruta se alteran con facilidad, donde las dinámicas cambian sin saberse bien porqué, donde la etiqueta de favorito incomoda más que alaga. Y en ello reside su atractivo incomparable y por ello emborracha de pasión a millones de personas cada vez que un balón se pone en juego. Hace dos semanas, el Terrassa andaba hojeando sus libros de historia para saber hasta dónde alcanzaba su gesta de encadenar catorce partidos sin perder. Y escrutaba el calendario suyo y de los tres equipos que tenía por arriba en la clasificación para evaluar sus posibilidades de pelear por el título de Liga. Han bastado dos derrotas fuera de guion, la última este domingo contra un Horta devastador, para confirmar que en el fútbol nada está escrito de antemano, que ahora hay que mirar por el retrovisor porque se acercan un puñado de rivales con el afán de robarle la cuarta posición y que lo del título queda en manos de otros, más fiables en confrontaciones de alto rango.
Rota en el campo del Sant Andreu la magnífica racha de catorce jornadas sin perder, al Terrassa le quedó el consuelo de haber caído después de haber jugado un magnífico partido de fútbol. Y en ese contexto, el resultado se podía entender como un accidente sin más, remediable una semana más tarde en otro enfrentamiento de suma importancia contra un rival mucho más cercano en la clasificación que el Sant Andreu. Pero el Horta no sólo ganó este domingo en el Camp Olímpic, sino que desnudó los déficits de un Terrassa desconocido e irreconocible que pareció haber retrocedido a sus peores momentos de la temporada. "Ha sido un desastre. Hemos perdido medio año de trabajo", dijo Cristian García al final del encuentro con ese discurso sin ambigüedades que tanto se agradece en un fútbol abonado a las excusas.
Y es que el Terrassa recibió una soberana paliza futbolística desde su mismo discurso, desde el afecto al balón del que hizo gala el Horta, desde la posesión de su rival que dejó sin argumentos a los egarenses, descapitalizados sin la pelota y desorientados en un escenario tan poco habitual para ellos. El Terrassa no generó ni una sola ocasión de gol, propiamente dicha, en los 90 minutos. Y anduvo afortunado con el resultado final, que pudo haber sido más amplio si se atiende a las ocasiones de unos y de otros.
Una exhibición
Dentro de esas derivas imprevisibles que toma el fútbol, la del Horta tiene un mérito mayúsculo. El conjunto barcelonés parecía haberse desconectado de la Liga hace unas semanas, habiéndose asegurado ya su objetivo primordial que era la permanencia. Con uno de los presupuestos más bajos del campeonato y un grupo de jugadores que no figuraban en lugares preferentes de las mejores secretarías técnicas a principio de temporada, el mérito de este formidable equipo construido por Nacho Castro era ya más que suficiente. Sin embargo, insuflado por un inconformismo meritorio, se presentó en el Camp Olímpic sabiendo que una victoria le situaba en una realidad esperanzadora. Y no se conformó sólo con ganar, sino que lo hizo con una demostración de buen fútbol que vino a confirmar que la Tercera División no está hecha sólo para la pierna fuerte y el músculo. El Horta le ganó al Terrassa porque fue mejor en todos y nada uno de los elementos que rodean un partido de fútbol. Le quitó el balón, lo hizo circular con criterio, aplicó una velocidad de ejecución sólo al alcance de los mejores, fue más eficaz ante puerta y no dejó que le generasen situaciones de peligro. Fue de tal calibre su superioridad, que con el 0 a 2 en el minuto 48 convenció al Terrassa de que nada podía hacer para cambiar el escenario.
Cristian empleó un once inicial donde la principal novedad fue el regreso de Savall al equipo después de unos cuatro meses de baja. Aunque para que la tarde fuese completa en desgracias, el central se dislocó un hombro en la segunda parte y no pudo acabar el partido. El Horta ya pudo haberse adelantado en el minuto 4 en una clara ocasión de Nahuel, que falló con la portería casi vacía para él. Pero en el 17 se produjo el 0 a 1 en una acción individual de Joan Vives, que avanzó hacia el área viendo cómo sus rivales le abrían paso como las aguas del Mar Rojo se lo abrieron a Moisés. El futbolista del Horta aprovechó la falta de oposición para ajustar un buen remate al poste derecho del marco de Ortega.
El Terrassa anduvo cabizbajo desde entonces. Corrió y corrió detrás del balón y acabó exhausto ante un partido de corte desacostumbrado. Apenas un disparo de Coro por encima del larguero y un centro al área que repelió el mediático Santaló (el portero del Horta es un destacado youtuber con más de 800.000 seguidores que atrajo a decenas de jóvenes a las gradas del Camp Olímpic) inquietaron mínimamente a los visitantes. El Horta anduvo más cerca del 0 a 2 en una falta que Domi envió al poste.
Cambios sin consecuencias
Cristian intervino en el descanso dando entrada a Adri Díaz y a Daisuke por Guzmán y Carreón, dos fijos en las alineaciones terrassistas. Pero cuando sus jugadores estaban intentando ejecutar las nuevas líneas del dibujo táctico, se produjo el 0 a 2. Los egarenses lanzaron un córner y de él nació un contragolpe extraordinario que Nahuel transformó. Era hora de recoger. Aunque faltasen más de 40 minutos por delante. El primer y único disparo del Terrassa entre los tres palos lo hizo Daisuke en el minuto 56. Pero el Horta hizo mucho más: un remate de Jordán que detuvo Ortega, una acción de Adri que no supo resolver en un mano a mano con el portero egarense, una jugada maradoniana de Domi por la línea de fondo que Yaya acabó enviando a córner y una ocasión final de Marc Riu fueron sus argumentos para haber aumentado la diferencia. Aunque dejó el resultado final en el 0 a 2, su demostración futbolística quedará como una de las de mayor impacto de esta temporada no sólo en el Camp Olímpic sino también en el global del campeonato.
TERRASSA FC, 0
UE HORTA, 2
TERRASSA FC. Ortega, Dani Sánchez, Sergi Valls, Savall, Nils, Guzmán, Coro, Àlex Fernández, Carreón, Arranz y Serramitja. Adri Díaz y Daisuke suplieron a Guzmán y Carreón en el minuto 46; Yaya a Savall en el 60.
UA HORTA. Santaló, Guillem, Castil, Javi, Joan Vives, Domo, Gale, Adri, Jordán, Genís y Nahuel. Aleix sustituyó a Nahuel en el minuto 70; Marc Río a Domi en el 84; y Barrera a Jordán en el 87.
Árbitro. Gonzalo Romero Freixas. Amonestó a Guzmán, Coro, Nils, Yaya, del Terrassa; y a Santaló, Joan Vives. Adri y Pimentel, del Horta.
Goles. 0-1, minuto 17, Joan Vives; 0-2, minuto 48, Nahuel.
Público. Unos 800 espectadores.