La idea manejada por el Ayuntamiento es probar el cuerpo de agentes cívicos en un plan piloto en el distrito 2, en Ca n’Anglada, para extraer las conclusiones que permitan desarrollar el proyecto y extenderlo a otras zonas. A finales de año se evaluará el programa. Si el resultado es satisfactorio, se desplegarán más agentes hasta llegar a una cifra de 21.
Las personas escogidas para la prueba trabajarán en horario de tarde, considerado el óptimo para trabar contacto con entidades y para tomar el pulso a la calle. El Consistorio ha querido acelerar el proceso para que esa sección "de trabajo transversal" esté en marcha lo antes posible. La creación de este grupo formó parte de un plan similar hace unos cuantos años, pero aquello quedó en agua de borrajas. El ejecutivo local está dispuesto esta vez a que el programa salga adelante porque estima que la ciudad requiere ese tipo de empleado visible que sirva de referencia de proximidad; alguien que mantenga una relación continuada con asociaciones y vecinos, que localice puntos sucios o con problemas para derivar la información al departamento correspondiente.
El teniente de alcalde Giménez recuerda dos de las funciones genéricas que ese departamento cívico tiene en Girona: hacer patrullas unipersonales para mejorar el civismo y realizar seguimientos en zonas asignadas y suministrar información y apoyo con ese mismo cometido de mejora. El Consistorio no descarta que en un futuro estos agentes puedan controlar las entradas y salidas a los colegios. Giménez es claro: "Vamos a optimizar los recursos de que disponemos mientras no se levante el veto presupuestario. No podemos clonar a policías, pero sí buscar la mejor manera de rentabilizar lo que tenemos".