Nos citamos en el Teatre Alegria, el domingo por la tarde, para ver el nuevo trabajo en solitario de Mont Plans, una actriz que apenas necesita presentación porque es uno de los rostros conocidos y populares en teatro y televisión. Sentados en la butaca y a la espera del inicio de la función, echamos un vistazo al escenario y vimos que tenía una decoración minimalista. Sólo había una silla, sencilla, sin ningún lujo, sobre una alfombra de un color muy vivo.
La escenografía nos alertaba de que la obra, "Sembla que rigui", que nos iba a ofrecer Mont Plans sería muy intimista. Y así fue. Se abrió el telón y apareció la actriz vestida de riguroso negro y con un rosario entre las manos. A simple vista, nos pareció que estaba en el funeral de alguna persona querida pero no era de este modo. Mont Plans -Júlia Català Verdaguer de ahora en adelante- se había escapado de su propio funeral para contarnos quién era y sus recuerdos.
La historia de Júlia es el de una mujer que nace en 1914 en el seno de una familia trabajadora (su padre regenta la Funerària Català en Barcelona) y que crece feliz en un ambiente de calle y de barrio, donde las amigas y la escuela serán su referencia en el día a día. Júlia vive su primer gran amor, se casa, tiene un hijo… Y es aquí en esta segunda etapa donde su vida dará un vuelco importante. Nuestra protagonista deberá enfrentarse a la muerte, al sentimiento de pérdida de personas muy queridas y en poco espacio de tiempo. Ella, que de niña jugaba al escondite con los ataúdes, deberá ahora, en la madurez, afrontar despedidas bruscas con las que no contaba y asumir el duelo. Julia, desconcertada, siente que el corazón cada día se hace más pequeño pero, sin saber cómo, saca las pocas fuerzas que le quedan para salir adelante. Y vive, sobrevive más allá de los 90 años.
Conmovedor
Mont Plans se enfunda en esta Júlia hasta la médula y nos ofrece una interpretación conmovedora. La actriz nos hace sonreír cuando evoca su infancia y nos hace llorar cuando rememora cómo poco a poco se fue quedado sola, prácticamente sin nadie de sus seres queridos por los que vivía y se desvivía: su madre primero, su padre, sus dos maridos y su hijo.
Hay en este relato una gran dosis de naturalidad, de ternura, de afecto, de amor; de tantas cosas que guarda el alma que se hace difícil y complicado describir. Mont Plans y su Júlia conectan desde el primer minuto con el espectador y hacen que sus retazos de historia, con gesto y voz serena, y a veces entrecortada, nos emocionen al mismo tiempo que lo hace la protagonista. Plans defiende este monólogo sobre la muerte (un tema sobre el que tenemos muchos tabúes) desde el amor y lo hace con gran generosidad y mucho oficio. Nos gustó que Mont/Júlia abandonara el ataúd para explicar sus vivencias. Y nuestra impresión creemos que no fue errónea, a tenor de los buenos comentarios que el público dejó en testimonio en el libro de la Funerària Catalá (en la ficción) expuesto en el vestíbulo por la actriz. Al finalizar, Plans dedicó la función a la actriz Àngels Poch, se mostró agradecida, y expresó que ”’Sembla que rigui" es una función muy especial para mí". También lo fue para nosotros.
"Sembla que rigui"
Obra de Mont Plans y Òscar Constantí. Interpretación: Mont Plans. Día 10 de febrero de 2019. Teatre Municipal Alegria