Elías Ibrahim participó en una concentración de apoyo a Guaidó celebraba en Barcelona el 23 de enero pasado. "Éramos 5.300 personas", recuerda henchido de orgullo. Casado con una venezolana, este joven de 25 años habla con pasión del país que dejó atrás hace tres años, rumbo a España. La pareja recaló en Terrassa porque aquí tenía amigos. Elías se dedicaba a la venta de electrodomésticos en Venezuela. Aquí abrió una ferretería para salir adelante. ¿Por qué se marchó de su patria? "Sobre todo, por el deterioro económico al que nos abocó el gobierno".
"Mi padre tenía un negocio. Lo tuvo la familia durante 55 años. Y hace un año debió cerrar sus puertas. Por varios motivos: por la hiperinflación y por la persecución del gobierno", agrega.
"La gente en mi país pasa hambre y no es una exageración. Y se muere por enfermedades simples, por hipertensión. El sueldo mínimo te da para comprar un pollo o una cebolla", recalca Elías, que no tiene pelos en la lengua al calificar al régimen de Maduro de "cártel". Es optimista, aunque advierte que Maduro se agarrará al poder. Pero Venezuela "está dispuesta a lo peor". Es "ahora o nunca", señala, luego de recordar que dos años atrás venezolanos como él habían perdido la esperanza que ahora considera recobrada: "Pensábamos que ya nos habíamos convertido en Cuba".
"Chávez era un hombre inteligente, hay que reconocerlo. Y ganó por mayoría absoluta. Un familiar mío lo votó y ahora no puede acumular tanto odio hacia el chavismo. Tenía una zapatería. Ahora vende plátanos".
El joven comerciante reconoce que para muchos de sus compatriotas el mismo Chávez, el difunto Chávez, representaba al principio del régimen una ilusión. "Todo parecía maravilloso, pero en dos años todo era ya lo contrario. Por eso muchos vemos con preocupación a quienes se inclinan por el pensamiento socialista. En ningún país ha tenido éxito. Primero llega la ilusión de la maravilla, luego la ruina". En muchos momentos piensa en el regreso "si acaba esta pesadilla y mejora la situación". Y si se acaba esta pesadilla, muchos venezolanos "comprarían un pasaje de vuelta ya". Seguramente él también agarraría los bártulos y cruzaría de nuevo el charco. Pero ahora se impone la prudencia.
"La mayoría de los venezolanos está en la oposición al régimen de Maduro", afirma. "Ahora o nunca", concluye.