Se sabía que el jurado lo declararía culpable, pero faltaba conocer de qué: si de asesinato, como mantenían la Fiscalía y la acusación particular, o de homicidio, como solicitaba la defensa. El jurado lo vio claro y ayer emitió su veredicto: Ismael Rodríguez, el joven cazador terrassense que mató a tiros a dos guardas forestales hace dos años en Lleida, es culpable de asesinato.
El tribunal considera que Ismael Rodríguez es responsable de un delito de asesinato con alevosía, ya que las víctimas no pudieron defenderse, según la agencia EFE. Sí estima una circunstancia atenuante: la de confesión, pues el mismo acusado llamó a los servicios de emergencias. Los miembros del jurado descartaron que el cazador adoleciese de algún problema psicológico cuando los hechos.
La portavoz del tribunal explicó que ese extremo no se había podido comprobar durante el juicio, celebrado esta semana en la Audiencia Provincial de Lleida. Hecha pública la resolución, el magistrado presidente deberá redactar ahora la sentencia. El Ministerio Público reclamó que se imponga al reo una pena de 22 años y seis meses de prisión por cada asesinato y seis meses más por un delito de tenencia ilícita de armas. En total, casi 45 años y medio de cárcel. La acusación particular mantuvo su petición de 25 años por cada crimen y un año más por tenencia ilícita de armas. La defensa, que había pedido una condena por homicidio, solicitó 20 años de prisión y seis meses por la tenencia ilícita.
El 21 de enero del 2017 Ismael y unos amigos se dirigieron al coto de Aspa desde Terrassa para cazar. El grupo se dispersó. Dos guardas rurales de la Generalitat se acercaron a Ismael Rodríguez y, según el testimonio del propio acusado, le pidieron que descargara la escopeta que portaba. Y él reaccionó disparándoles a la cabeza. Mató a los dos: Xavier Ribes y David Iglesias.
Pide perdón
Él dice que se quedó "en blanco" y su defensa mantuvo que padecía episodios de epilepsia. El jueves, en la penúltima jornada del juicio, el procesado tomó la palabra para pedir perdón "de corazón" a las familias de las víctimas, para asegurar que aún no tenía respuesta a unos hechos inexplicables. "Ya sé que es imperdonable lo que hice, pero nunca en la vida hubiera pensado que yo hubiese podido hacer algo así". Confesó que había pensado en suicidarse: "Ojalá pudiera dar mi vida por la de ellos dos", dijo, y añadió: "Todavía busco una imagen del momento en que pasó todo, pero no sé qué pasó".
Los familiares de los asesinados no escucharon su alegato. Habían decidido salir de la sala justo antes de que él empezase a hablar.