"Yo soy de la PAH, de la PAH, de la PAH", coreaban jubilosos. Eran las 2.30 de la tarde cuando una portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), megáfono, en mano, informaba a los suyos de que el desahucio, otro más, se había paralizado. La Justicia había notificado para ayer el desalojo de una familia residente en la calle de Girona, en Sant Pere Nord. Era el cuarto intento, la cuarta vez que el lanzamiento se detenía. Y Fátima sonreía con su bebé en brazos.
Fátima y su esposo tienen dos hijas, una de 3 años y una de 9 meses. Fátima contó ayer que el matrimonio llegó a la vivienda a finales del 2014 y la habitó en régimen de alquiler, pero resultó que el contrato era fraudulento. El arrendador dijo ser el dueño del piso, "pero en realidad era de un banco".
La comitiva
Llegaron a abonarle cuatro meses de alquiler por adelantado, pero a los dos meses "ya vinieron los del banco". Y comenzó la pesadilla de las notificaciones para que abandonasen la vivienda. La misma a cuyas puertas se concentraron ayer decenas de personas para apoyar a la familia. Llevaban los de la PAH bombos y bocinas, y banderas.
Ya estaban allí a las doce del mediodía. La ejecución del desalojo estaba fijada para una hora después. Llegaron unos mossos y unos testigos vieron a lo que semejaba la comitiva judicial. Sus miembros hablaron un momento con los agentes y pasaron de largo.
El desahucio se había suspendido. Esa información recibió el marido de Fátima en el Palacio de Justicia, donde se encontraba mientras se desarrollaba la protesta en la esquina de la calle de Girona con la Rambla de Francesc Macià. "Hoy hemos parado este, pero mañana habrá más", decía la portavoz de la PAH. "La lucha debe seguir", añadió entre gritos de "Yo soy de la PAH".