"Voy a ir hasta el final". Asegura que no come ni bebe, ni toma sus medicamentos, muchos. Hakim Achab, marroquí de 50 años, lleva en huelga de hambre desde el jueves por la mañana. Durante el día se instala en el centro cívico President Macià. Pernocta en la calle. Exige un alquiler social.
Anoche pensaba dormir de nuevo a la intemperie, con un cartón a modo de colchón y tapado con unas mantas que le proporcionó Creu Roja. Hakim, padre de un niño de 9 años y padrastro de dos chicas, tiene un 80 por ciento de discapacidad y una enfermedad urinaria. Lleva pañal y deambula con muletas. Hasta ahora dormía en el albergue L’Andana y había okupado una vivienda. Se separó de su mujer y afirma que la única solución para recuperar a su familia, y conseguir que alguien lo cuide, es disponer de un piso en alquiler social.
Los Servicios Sociales buscan una solución. Intentan conseguirle una habitación, pero él porfía en lograr una vivienda. "No me importa morir en la calle", repite.