La Escola Bressol Somriures, de titularidad municipal, estrenó hace tres cursos un proyecto innovador que consistía en comer al exterior, bajo los porches del edificio, con el objetivo de que los niños tuvieran más contacto con el aire libre y la naturaleza. La propuesta se ha desarrollado con el consenso de los padres hasta ahora, cuando unas madres se han quejado de esta práctica y han reclamado que el acto de comer se haga en el interior.
La situación ha suscitado debate y polémica, hasta el punto que ha tenido que intervenir la concejalía de Educación para medidar entre ambas partes. Todo ello se ha generado en pocos días, esta semana, cuando el frío invernal se ha reinvindicado con fuerza y las temperaturas han caído en picado.
Flor Porra y Noemí Martínez son dos de las madres que exigen al equipo docente que se replantee esta opción de salir fuera del edificio. Flor es una de las más críticas al respecto. "El equipo docente argumenta que ya tiene muy en cuenta la climatología pero creo que esta puede comportar opiniones diferentes. Para el equipo tener 18 grados en el exterior es óptimo pero para ello debe haber sol. ¿ Y si el niño se va a la sombra?" , se preguntó.
Flor aduce que comer en el exterior está bien quizás en primavera y otoño pero no en invierno. "En invierno es más fácil que los niños se resfríen entrando y saliendo. Mi hijo, por ejemplo, es uno de los que está saliendo muy perjudicado. En lo que va de curso ha contraído cuatro laringitis y una bronconeumonía".
Otra de las madres, Noemí Martínez, se ha expresado por igual. "Es una decisión de la escuela que a mí no había afectado hasta este curso porque el niño no se quedaba en el comedor. Pero mi hijo se ha puesto enfermo; ha sufrido una neumonía. He presentado el informe médico porque creo que la causa se debe a estos cambios de temperatura pero las respuestas que obtengo no me satisfacen".
Beneficio
La Escola Bressol Somriures ha reaccionado en seguida que conoció las quejas de estas madres. Joana Roldán, directora del centro, explicó que el proyecto de comer al aire libre se lleva a cabo desde el curso 2016-17 por iniciativa propia y que del mismo tienen información todos los padres con niños usuarios del comedor.
Roldán indicó que no comprendía la queja de estas madres. "Como escuela intentamos mejorar y aplicar innovaciones. Estamos convencidos de que el contacto con el aire libre beneficia a los niños y que comer en el exterior, con buena temperatura y sol, les aporta vitaminas. Y así lo lo valoran las familias, la mayoría de los 60 niños que hacen uso del comedor".
Parece que la cuestión que está sobre la mesa es, pues, la temperatura. Para las madres, en invierno, no se debería comer en el exterior mientras que para el equipo docente no se puede ser tan radical. "Cada día miramos la temperatura -dice la directora- y nosotras decidimos si comer fuera, bajo los porches, puede ser confortable o no. Días atrás había educadoras que iban con manga corta. Hoy (ayer para el lector) ya decidimos que no porque hacía mucho frío. De ningún modo se puede pensar que los niños están expuestos al frío". Desde la concejalía de Educación, la asesora Isabel Darder, han manifestado que están mediando pero que no cuestionan la iniciativa de Somriures. "Nosotros confiamos plenamente en el criterio de las educadoras porque son profesionales y no están para dañar la salud de nadie".
Tanto la dirección como la asesora han insistido en que es una queja minoritaria (tres familias sobre sesenta) pero que no le restan importancia. "Seguiremos hablando con las madres que quieren el cambio para hacerles entender que esto no es un capricho ni una rareza", señaló Darder. La asesora lo atribuyó más bien a un toque de alarma por la irrupción del aire inviernal de estos días.